miércoles, 25 de febrero de 2009

EL DISCURSO DE CHAVEZ

Juan Páez Ávila

En los días finales de la campaña electoral para elegir autoridades regionales y municipales, el país ha sido testigo del más virulento e injurioso discurso de Hugo Chávez para tratar de descalificar a los candidatos de la oposición con más posibilidades de ser electos en esos comicios; incluso de acusaciones ante los poderes públicos controlados por el jefe único de la revolución bolivariana, con la evidente finalidad de inhabilitarlos para continuar participando en la campaña electoral y dejarle libre el escenario a sus ineptos, corruptos e incondicionales candidatos escogidos a dedo contra la voluntad hasta de los militantes del PSUV.
Sin ser candidato a gobernador ni a alcalde, el Presidente de la República ha asumido el papel del primer y único orador del oficialismo en las capitales de estado que ha visitado hasta ahora, dejando una estela de agresividad y ofensas contra algunos candidatos de la oposición, incluyendo los disidentes del PPT y del PCV, a quienes las encuestas registran como posibles ganadores en las elecciones del 23 de noviembre, y dejando al descubierto las debilidades electorales de sus favoritos y el temor que tiene a perder el control de varias gobernaciones y alcaldías.
Y aunque el país y el mundo políticos conocen el tono altisonante del discurso del Comandante en Jefe, lo que estamos presenciando en esta campaña electoral es algo nunca visto en Venezuela y posiblemente en América Latina, no sólo por el irrespeto del Presidente a algunos candidatos de la oposición, sino también la sustitución que hace de sus pupilos en una elección regional y local, haciendo ofertas de un candidato presidencial. Sus escogidos no hablan ni tienen nada qué ofrecer a sus electores, y su comandante trata de convertir la elección en un plebiscito, como para no dejar dudas que él es el jefe único y que los gobernadores y alcaldes que elija el PSUV, son sus subalternos y no los representantes de sus electores.
La presencia de Chávez al frente de la campaña de los candidatos del PSUV para gobernaciones y alcaldías ha dado lugar a varias lecturas, que vamos hacia una tiranía, que no pasará nada distinto a lo que hemos vivido durante su mandato y que el lenguaje ofensivo que utiliza es para amedrentar a la oposición y provocar una gran abstención de los electores indecisos. Lo que queda confirmado es lo dicho por Diosdado Cabello, que sin Chávez, él y lo demás candidatos del PSUV no pasarían de un 3% de los votos válidos, lo cual puede ser una exageración porque las encuestas hablan de diferencias muy pequeñas, pero se trata de un mensaje a los chavistas para que no continúe la disidencia, que podría convertirse en una diáspora incontenible, sin la voz de mando de su comandante único y supremo.
Si embargo, la dinámica interna de todas las crisis políticas que se presentan en los partidos cuando algunos de sus jefes engañan por mucho tiempo, por 10 años por ejemplo, a sus seguidores, que les han brindado confianza y han esperado pacientemente por el cumplimiento de las promesas de cambio social, y son descubiertos y denunciados realizando negocios ilícitos para beneficio personal, esa dinámica hace implosión en esas organizaciones políticas.
En pocos días todo quedará despejado, la oposición ganará varias gobernaciones y alcaldías, propiciándole una segunda derrota a la política centralista y autocrática de Chávez, quien seguirá en la Presidencia de la República, amenazando o negociando sobre la aplicación o posible referendo acerca de constitucionalidad las 26 leyes habilitantes, de acuerdo a los porcentajes obtenidos en las elecciones.

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