miércoles, 25 de febrero de 2009

DE LA CAN A MERCOSUR

Juan Páez Ávila

La salida de la Comunidad Andina ordenada por el Presidente Chávez, sin consultar la opinión de expertos en la materia ni con sectores interesados en el comercio entre los países integrantes de ese acuerdo regional, obedece a los mismos intereses de su proyecto político que lo indujeron a ingresar al MERCOSUR, y que lo conducirá inexorablemente al fracaso.
El comercio con Colombia de unos 3.000 millones de dólares anuales y con los países de la CAN en general de unos 4.000 millones, sólo puede ser expuesto a graves contingencias negativas por una política disparatada, que apoyada por una mil millonaria chequera de petrodólares, ha provocado en el Presidente de la República un delirio de grandeza, de liderazgo, incompatible con el modesto tamaño de nuestra economía. Abandonar nuestro segundo mercado, después del norteamericano al cual le sigue vendiendo 1 millón y medio de barriles de petróleo diarios, para ingresar al MERCOSUR dominado por las dos más grandes economías capitalistas del subcontinente, es un claro indicador de que el Presidente Chávez conduce el país a una mayor dependencia del petróleo.
Apelar a las glorias de Simón Bolívar y de otros jefes libertadores, dos siglos después de producida la gesta de la independencia, cuando el progreso de las naciones depende del dominio que tengan sus hombres y mujeres del avance de la ciencia y la tecnología de punta, es otra demostración no sólo del desfase histórico del proyecto chavista, sino también de su incapacidad para competir con economías apoyadas en el imperio del conocimiento.
Y aunque los excedentes producidos por los altos precios del petróleo le permiten al Presidente ayudar e impresionar con sus bondades financieras a países en la ruina económica, como Cuba y Bolivia, no han sido ni serán suficientes para provocar solidaridades de naciones como Brasil y Argentina cuyas economías los inclinan a ser líderes en la conducción de la política suramericana. Con el agravante de que cualquiera de ellos, sobre todo Brasil, puede sustituir a Estados Unidos como fuente de nuestras importaciones, pero no para nuestras exportaciones de petróleo.

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