miércoles, 23 de mayo de 2012

RÓMULO BETANCOURT II

Juan Páez Ávila

Después de a experiencia de su ascenso al poder mediante un golpe de Estado en octubre de 1945, aunque siempre mantuvo el control civil del gobierno, Betancourt regresó a la Presidencia de República electo por el voto, universal, directo y secreto en 1958, se cuidó mucho de recordar y más de celebrar la llamada Revolución de Octubre, canceló el sectarismo político que caracterizó su gobierno del trienio 45-48, cuando fue derrocado el Presidente Rómulo Gallegos por los mismos militares y se dispuso a gobernar con Copey y Unión Republicana Democrática (URD).
La conciliación con el centro democrático de la política venezolana de entonces, expresada en el Pacto de “Punto Fijo”, le permitió enfrentar y derrotar todos los intentos de golpes de Estado encabezados por oficiales de extrema derecha e izquierda, y la insurgencia guerrillera de esta última, obnubilada por el triunfo de Fidel Castro, por algunos manuales estalinistas de la Academia de Ciencias de la URSS y sobre todo por “El Foco Guerrillero” del Ché Guevara, que incitaba a la movilización de un grupo de jóvenes heroicos a prender la mecha de la guerrilla en cualquier zona montañosa, donde se formaría un ejército de campesinos que en pocos meses descenderían victoriosos a tomar el Palacio de Gobierno.
Y aunque URD abandonó el Pacto de “Punto Fijo”, Acción Democrática y Copey conservaron la mayoría del respaldo de los venezolanos durante muchos años, a los que Betancourt sumó hábilmente en sus famosas ruedas de prensa colocándolos a su lado, a la Iglesia Católica, Fedecámaras, Pro- Venezuela, la CTV, la Federación Campesina y el Ato Mando Militar que le obedecía institucionalmente, dando evidente demostración de que una inmensa mayoría le acompañaba en su empeño en darle estabilidad a las instituciones democráticas.
En esos enfrentamientos con la derecha y la izquierda extremista se produjeron, desde luego, excesos y hasta crímenes de parte y parte. Pero como lo que tratamos de analizar es el papel de Betancourt, lo que a él le corresponde en este reparto de responsabilidades, en la represión policial y militar contra los insurgentes, si no ha sido atenuada por la justicia, la política de paz democrática que condujo a la oposición extrema a la renuncia a la violencia política y su incorporación a la lucha cívica, le ha permitido a muchos historiadores adjudicarle a su favor la consolidación de una conciencia democrática en la mayoría de los venezolanos.

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