miércoles, 23 de mayo de 2012

OPOSICIÓN Y GOBIERNO


Juan Páez Ávila

Los próximos comicios para elegir gobernadores, alcaldes y diputados a los Consejos Legislativos, después que la sociedad democrática le propinó la primera derrota a Hugo Chávez en diciembre del año pasado, se proyecta como el acontecimiento político cuyos resultados señalarán el rumbo democrático o autocrático del país, si el triunfo lo alcanza la oposición o los candidatos del gobierno.
La proliferación de partidos en la oposición como consecuencia de la casi extenuación de las grandes organizaciones políticas, Acción Democrática y Copey, que conformaban el bipartidismo en nuestro país, hasta el ascenso al poder del Presidente Hugo Chávez, ha obligado a sus dirigentes a procurar una fórmula unitaria para intentar derrotarlo, por segunda vez, el próximo 23 de noviembre en las elecciones de gobernadores, alcaldes y diputados a los Consejos Legislativos. Ante la responsabilidad histórica de detener la tendencia autoritaria del actual jefe del gobierno, que amenaza con modificar la Constitución Bolivariana para aprobar una elección indefinida, las dificultades que por razones ideológicas y de legítimas aspiraciones personales se les han presentado a los operadores políticos, tienen que superarlas por lo menos en la mayoría de los casos, para no exponerse a una derrota que abra paso al continuismo autocrático del Comandante Chávez.
Y aunque el gobierno enfrenta problemas iguales o peores debido a la prepotencia de los dirigentes del PSUV, que dejaron fuera a sus aliados de todas las postulaciones para gobernaciones y alcaldías, y han recibido como respuesta la decisión, hasta ahora firme del PPT y el PCV, de presentar sus propios candidatos en varios estados municipios, la oposición no cuenta con el presupuesto nacional puesto al servicio de los aspirantes del oficialismo. De allí el ineludible deber de los dirigentes de los partidos de la oposición de presentarle al país los mejores candidatos posibles, que no debería excluir a algunos independientes con arraigo e imagen de posible cambio en la sociedad.
La experiencia de éstas y otras elecciones regionales indica, incluyendo las encuestas realizadas en las principales ciudades, que la influencia del carisma de Hugo Chávez será menor, no sólo porque ha perdido gran parte de su conexión con los sectores populares, atendiendo necesidades de otros países para alimentar su ego y prestigio continental, que también ha disminuido, sino por la imposición a dedo de los candidatos del PSUV. Pero la experiencia también indica que el peso del Estado, con todo el ventajismo que ello significa, le ha permitido elegir a muchos ilustres desconocidos, incluso sacados de los cuarteles, lo que hace imprescindible la unidad de la oposición.
Sin embargo, las características regionales de estas elecciones enfrentará también la política de descentralización contra el centralismo del Presidente acentuado en los últimos años, que lo puede llevar a una derrota definitiva a su Proyecto continuista.

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