miércoles, 23 de mayo de 2012

NO AL CONTINUISMO


Juan Páez Ávila

A la pretensión del Presidente Chávez de continuar indefinidamente en el ejercicio del cargo más apetecido, a lo largo de la historia venezolana, por diferentes caudillos que llevaron al país a guerras fraticidas y destructoras de la economía nacional, debe oponérsele un gran frente social y político capaz de derrotarlo e iniciar un sensato proceso de reconciliación nacional. En la época de la revolución científica y tecnológica resulta absolutamente anacrónico tratar de resucitar el Bolívar autoritario de la dictadura de sus últimos años de vida en la gran Colombia, o al Zamora de la tierra arrasada de la Guerra Federal del siglo XIX.
La gran tarea política de los venezolanos de hoy es encontrar una solución pacífica a esta peligrosa encrucijada en la que el delirio de grandeza y la ambición personal del Comandante Chávez ha colocado a la nación a comienzos del siglo XXI. Ni siquiera el Mao Tse Tung de la ¨Revolución Cultural¨ o el Stalin de los Planes Quinquenales que pretendieron cambiar el mundo en el siglo XX y fracasaron estrepitosamente, después de décadas de represión y campos de concentración de prisioneros políticos, pueden ser invocados con sensatez para tratar de justificar la presidencia indefinida de Hugo Chávez.
Sostener la tesis de que él es el único capaz de gobernar a los venezolanos de hoy, imponiéndoles un proyecto de Reforma a la Constitución vigente, que viola postulados fundamentales, es un desafío no sólo a la inteligencia de la mayoría de los ciudadanos, sino también al derecho de chavistas y no chavistas a la participación y al protagonismo para aspirar a la alternabilidad en el poder.
Y aunque la información que hemos recibido de personas que nos merecen confianza y respeto por la verticalidad política algunos, y por la competencia otros, de que por primera vez las encuestas realizadas en los últimos meses, antes del famoso ¨maletinazo¨ que compromete seriamente la administración del Presidente, lo colocan en franco deterioro, que puede ser un indicador de que pierde cualquier consulta al soberano, la sociedad democrática está obligada a unirse y a no caer en provocaciones.
La decisión continuista del Presidente Chávez en el ejercicio del Poder Ejecutivo y absoluto, porque sólo él puede gobernar al país, inspirado en el ya moribundo mandato de Fidel Castro a quien aspira sustituir o heredar como líder del ¨antiimperialismo¨ en América Latina, puede ser su más grave error político que lo lleve a una estruendosa derrota. Y ante tal perspectiva política los venezolanos todavía tenemos tiempo para reflexionar, consultar e investigar, sin posiciones tomadas o dogmáticas, acerca de qué hacer para oponerse y derrotar el continuismo del Comandante en Jefe, y evitar que con sus órdenes militares agudice la crisis que vivimos los venezolanos.
Nuestra historia también es rica en acuerdos y espíritu de reconciliación, sin renunciar, cada quien, a sus principios fundamentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario