miércoles, 23 de mayo de 2012

NI GOLPE NI AUTOGOLPE

Juan Páez Ávila A propósito de la enfermedad de Chávez El misterio que rodea la enfermedad del Presidente de la República, que lo ha obligado a permanecer por casi un centenar de días en La Habana, no sólo ha provocado rumores de todo tipo acerca de su estado de salud, sino que también ha desatado un estado de desesperación en la cúpula militar civil, que ve en la posible muerte física del Jefe del Estado, la muerte política de quienes sin mérito alguno han escalado altas posiciones en el tren gubernamental, nombrados a dedo por el jefe máximo. La posible desaparición de Chávez aterroriza a la cúpula cívico militar por el temor a perder sus prebendas, sobre todo a los más oportunistas y corruptos, quienes se sienten amenazados por las revelaciones de sus compañeros y amigos Whali Mackle y Eladio Aponte Aponte, acusados de narcotraficantes, y que le han suministrado sus nombres a la DEA, por lo que han revelado sus intenciones de intentar un golpe de Estado, para defender sus fechorías y perpetuarse en el poder. Para los golpistas algunos golpes de Estado son buenos y otros son condenables, según sus intereses personales y sus ambiciones de poder. Hugo Chávez no sólo encabezó un golpe de Estado fallido el 4 de febrero de 1992, sino que además ha convertido ese día en un fecha patria para sus partidarios. El cinismo de los chavistas con relación a los golpes de Estado ya es conocido en nuestro país, en el que acusan a todos sus adversarios de enemigos golpistas, mientras desde gobierno ejecutan un autogolpe cada vez que violan la Constitución Bolivariana, porque ya no les sirve para sus planes autoritarios. Sin embargo, los demócratas reafirmamos nuestras convicciones de lucha por la libertad, el bienestar y la paz de nuestras naciones. Es posible que algunos lectores pudieran pensar que es un exabrupto que en la Venezuela de hoy se pueda llamar a establecer un diálogo civilizado, en medio de una crispación política provocada fundamentalmente por el discurso agresivo y procaz del Presidente de la República. Sin embargo, la experiencia política mundial e incluso nacional indica que la democracia, no obstante ser el mejor sistema de relaciones creado por el ser humano para convivir en sociedad, pasa por momentos críticos, conflictivos que la colocan borde del abismo, el camino que ha encontrado hacia el progreso y la libertad ha sido rescatar el entendimiento pacífico. El espejo de la primera y segunda guerras mundiales y de nuestras matanzas fraticidas en el siglo XIX serían suficientes para ilustrar a los más obcecados partidarios de la violencia, de las consecuencias de su brutalidad. Y al contrario también tenemos la reciente lección que ha dado el candidato presidencial Henrique Capriles Radonski con sus luchas por la defensa de la libertad de expresión, enarbolando las banderas de la paz, los partidos políticos y diversos sectores de la sociedad civil, por la unidad nacional. De allí que la conclusión lógica y racional es que la solución de la presente crisis política se alcanzará mediante la lucha democrática, no mediante el golpe de algunos representantes de la extrema derecha, pupilos de Hugo Chávez quienes trataría de profundizar su tendencia totalitaria. La consolidación de la democracia en Venezuela requiere desterrar de la mente de los venezolanos la menor intención o idea de golpe o autogolpe militar o cívico militar, para resolver los graves problemas económicos y sociales que confronta nuestra sociedad. La experiencia no sólo de nuestra pequeña historia, si la contamos a partir de la independencia y constitución como república, o de nuestra larga existencia si nos referimos a la época precolombina y posterior presencia u ocupación del territorio por los españoles con todas sus instituciones –políticas, sociales y económicas- del momento y su prolongado mestizaje con indígenas y africanos, nos enseña que 1a violencia únicamente han servido para destruir la economía creada por nuestros antepasados, profundizar la desigualdad social y hacer más incierto el futuro de libertad, progreso, desarrollo y bienestar de la población. La posible inhabilitación del Presidente debe tener una solución constitucional, se encarga el Vicepresidente o en su defecto el Presidente de la Asamblea Nacional y se realizan las elecciones el 7 de Octubre. Juan Páez Ávila A propósito de la enfermedad de Chávez El misterio que rodea la enfermedad del Presidente de la República, que lo ha obligado a permanecer por casi un centenar de días en La Habana, no sólo ha provocado rumores de todo tipo acerca de su estado de salud, sino que también ha desatado un estado de desesperación en la cúpula militar civil, que ve en la posible muerte física del Jefe del Estado, la muerte política de quienes sin mérito alguno han escalado altas posiciones en el tren gubernamental, nombrados a dedo por el jefe máximo. La posible desaparición de Chávez aterroriza a la cúpula cívico militar por el temor a perder sus prebendas, sobre todo a los más oportunistas y corruptos, quienes se sienten amenazados por las revelaciones de sus compañeros y amigos Whali Mackle y Eladio Aponte Aponte, acusados de narcotraficantes, y que le han suministrado sus nombres a la DEA, por lo que han revelado sus intenciones de intentar un golpe de Estado, para defender sus fechorías y perpetuarse en el poder. Para los golpistas algunos golpes de Estado son buenos y otros son condenables, según sus intereses personales y sus ambiciones de poder. Hugo Chávez no sólo encabezó un golpe de Estado fallido el 4 de febrero de 1992, sino que además ha convertido ese día en un fecha patria para sus partidarios. El cinismo de los chavistas con relación a los golpes de Estado ya es conocido en nuestro país, en el que acusan a todos sus adversarios de enemigos golpistas, mientras desde gobierno ejecutan un autogolpe cada vez que violan la Constitución Bolivariana, porque ya no les sirve para sus planes autoritarios. Sin embargo, los demócratas reafirmamos nuestras convicciones de lucha por la libertad, el bienestar y la paz de nuestras naciones. Es posible que algunos lectores pudieran pensar que es un exabrupto que en la Venezuela de hoy se pueda llamar a establecer un diálogo civilizado, en medio de una crispación política provocada fundamentalmente por el discurso agresivo y procaz del Presidente de la República. Sin embargo, la experiencia política mundial e incluso nacional indica que la democracia, no obstante ser el mejor sistema de relaciones creado por el ser humano para convivir en sociedad, pasa por momentos críticos, conflictivos que la colocan borde del abismo, el camino que ha encontrado hacia el progreso y la libertad ha sido rescatar el entendimiento pacífico. El espejo de la primera y segunda guerras mundiales y de nuestras matanzas fraticidas en el siglo XIX serían suficientes para ilustrar a los más obcecados partidarios de la violencia, de las consecuencias de su brutalidad. Y al contrario también tenemos la reciente lección que ha dado el candidato presidencial Henrique Capriles Radonski con sus luchas por la defensa de la libertad de expresión, enarbolando las banderas de la paz, los partidos políticos y diversos sectores de la sociedad civil, por la unidad nacional. De allí que la conclusión lógica y racional es que la solución de la presente crisis política se alcanzará mediante la lucha democrática, no mediante el golpe de algunos representantes de la extrema derecha, pupilos de Hugo Chávez quienes trataría de profundizar su tendencia totalitaria. La consolidación de la democracia en Venezuela requiere desterrar de la mente de los venezolanos la menor intención o idea de golpe o autogolpe militar o cívico militar, para resolver los graves problemas económicos y sociales que confronta nuestra sociedad. La experiencia no sólo de nuestra pequeña historia, si la contamos a partir de la independencia y constitución como república, o de nuestra larga existencia si nos referimos a la época precolombina y posterior presencia u ocupación del territorio por los españoles con todas sus instituciones –políticas, sociales y económicas- del momento y su prolongado mestizaje con indígenas y africanos, nos enseña que 1a violencia únicamente han servido para destruir la economía creada por nuestros antepasados, profundizar la desigualdad social y hacer más incierto el futuro de libertad, progreso, desarrollo y bienestar de la población. La posible inhabilitación del Presidente debe tener una solución constitucional, se encarga el Vicepresidente o en su defecto el Presidente de la Asamblea Nacional y se realizan las elecciones el 7 de Octubre.

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