miércoles, 23 de mayo de 2012

NO AL CURRÍCULO TOTALITARIO


Juan Páez Ávila

El rechazo de la mayoría de los venezolanos a la Reforma Constitucional presentada por el Presidente de la República, el 2 de diciembre del 2007, no puede ser burlado mediante un nuevo currículo de educación que pretende moldear la conciencia de niños y adolescentes, de acuerdo con el pensamiento militarista, autoritario y anacrónico del actual Jefe del Estado. Y aunque ya las autoridades han comenzado a llamar al diálogo, la lucha de estudiantes, padres, educadores y representantes no debe cesar hasta conseguir el retiro definitivo de dicho proyecto, que junto a otras políticas autocráticas recibirá otro rotundo NO en las elecciones regionales.
El nuevo currículo de educación, tal como está establecido en el Proyecto que ha comenzado a circular en los medios de comunicación social, no sólo tendrá que enfrentar la concepción democrática que tiene la sociedad venezolana de la educación, sino que también tendrá que resolver sus propias y evidentes contradicciones, que seguramente lo conducirán a un terminante fracaso como sucedió en otros países en los cuales se ha intentó dirigir y controlar el pensamiento de los ciudadanos.
Por más patriótico, nacionalista y heroico que suene al oído de los venezolanos el verbo encendido del Presidente de la República, llamando a construir un hombre nuevo con las ideas educativas de Bolívar, Simón Rodríguez y Zamora (si es que sus teóricos del socialismo del siglo XXI las han descubierto en este último) todas pertenecen al siglo XIX, con algunas proyecciones muy genéricas y superficiales en nuestra historia republicana, que en ningún caso podrán sustituir los avances democráticos, científicos, tecnológicos y humanísticos, alcanzados por la humanidad en los siglos XX y XXI. Incluso, lo que de renovador y democrático tienen algunas ideas de Bolívar y Simón Rodríguez, contradicen el carácter centralista y autoritario de la política fundamental del Comandante en Jefe, que sus colaboradores se esfuerzan por cumplir y aspiran imponerla a todos los venezolanos.
Incluso las ideas de dos grandes maestros del siglo XX, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Belén Sanjuán, si bien representan una firme concepción del Estado Docente, nunca negaron en la teoría y menos en la práctica, porque llegaron a aplicarla, una educación democrática, pluralista, abierta a todas las corrientes del pensamiento universal. Nada de anacronismos endógenos, decimonónicos, en una época en que los niños y los jóvenes, incluso los adultos, son impactados por las nuevas tecnologías de la comunicación como una parte significativa de la revolución del conocimiento.
De acuerdo con la experiencia mundial, especialmente la vivida por las sociedades europeas y asiáticas a las que se intentó imponerles un pensamiento único, y después de décadas de sometimiento, persecuciones y crímenes políticos, vuelven a la democracia, podemos estar en presencia de una conocida utopía fracasada.
El rechazo generalizado que comenzó a observarse en las principales ciudades del país contra el nuevo currículo de educación presentado por el Ministro Adán Chávez, llevó al Presidente de la República a proponer un referéndum aprobatorio de los venezolanos el próximo año, lo cual merece una nueva consideración sobre su contenido y pertinencia.
El frenazo del Jefe del Estado, ante la posibilidad de que se extienda la protesta masiva de padres y representantes, educadores y estudiantes, sin atender a color político alguno, ha sido percibido por quienes defienden una educación plural, civilista y democrática tal como está establecido en la Constitución de 1999, como una decisión eminentemente política orientada a evadir el debate y la reprobación de miles de venezolanos durante un año electoral. De allí el rechazo al llamado del Comandante en Jefe a un posible referéndum, por considerarlo contrario al mandato expreso de la Constitución Bolivariana que excluye a los derechos humanos de este tipo de consulta, y la resolución de continuar la discusión en los centros educativos y en la calle para demostrar la firmeza en las convicciones democráticas de la mayoría de los venezolanos en materia de educación para los niños y jóvenes de hoy y del futuro.
Un nuevo currículo debe estar precedido de una nueva Ley Orgánica de Educación, producto de una discusión entre las partes interesadas y del consenso necesario para que responda a las aspiraciones de la mayoría y no de una cúpula de parlamentarios que sólo representan la voluntad del Comandante en Jefe. Además, si se persigue como objetivo fundamental formar un nuevo venezolano capacitado para enfrentar los retos de una sociedad globalizada e inevitablemente competitiva, se tiene que atender no sólo el aspecto curricular endógeno tal como lo propone el Ministro Adán Chávez, sino también a los principales planteamientos del pensamiento universal, que amparado en el dominio de la ciencia y la tecnología impulsan el desarrollo del mundo contemporáneo, y no sólo en los Estados Unidos, sino también en China y otros países asiáticos, y en los países miembros de la Unión Europea..
Y finalmente, atender a la preparación y calidad de vida de los docentes, a la dotación de las escuelas y a la asistencia total a los niños y jóvenes de menores recursos económicos.

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