viernes, 6 de marzo de 2009

LA AUTONOMIA UNIVERSITARIA

Juan Páez Ávila

En la historia de la educación superior la universidad autónoma y democrática siempre ha sido incompatible con todo régimen autoritario. De allí la decisión del Presidente de la República de reformar la Constitución de 1999 para, entre otras modificaciones de su contenido que le permitan la reelección indefinida o continua que es lo fundamental de lo propuesto, se revise el carácter constitucional de la autonomía universitaria. De allí también, y seguramente por órdenes del Jefe del Estado, la solicitud del Ministro de Educación Superior a la Asamblea Nacional de la reformar de la Ley de Universidades.
La tendencia autoritaria del gobierno del Presidente Chávez, después de poner bajo su mando unipersonal el funcionamiento de los demás poderes públicos, no podría soslayar el avance hacia el control de las universidades autónomas, en las que se ejerce la libertad de cátedra, circulan todas las corrientes del pensamiento universal y se investiga sin recibir órdenes de Miraflores. El Ministro de Educación Superior, Profesor Luis Acuña, ha sido encargado de exponer el objetivo inmediato de reformar la Ley de Universidades para adaptar estas casas de estudio “al ritmo que lleva el país, que apunta hacia el socialismo”. Y como ya sabemos de cuál socialismo se trata, que no es el democrático de los países de Europa y de la mayoría de las naciones de América, es evidente que intentarán utilizar la mayoría de diputados que obedecen al Presidente de la República en la Asamblea Nacional, para anular por vía de la ley la autonomía universitaria, aunque ello viole la Constitución Bolivariana, cuyo texto se les ha convertido en un obstáculo para imponer impunemente su proyecto político autocrático.
Sin embargo, si a la protesta masiva y pacífica de los estudiantes por la libertad de expresión y otros derechos ciudadanos, se une las de los profesores y empleados universitarios por la autonomía y la democracia, es posible contener la tendencia autoritaria del gobierno. Para una educación de calidad científica, tecnológica y humanística lo que se requiere, entre otras medidas que habría que tomar, es aplicar la Constitución y la Ley de Universidades vigentes. La reforma constitucional y legal persigue instaurar la “dictadura perfecta” que el PRI mexicano impuso al país del norte durante décadas.

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