viernes, 6 de marzo de 2009

LA AUTONOMIA INIVERSITARIA II

Juan Páez Ávila

La creencia de que el Comandante Chávez posee la solución de todos los problemas del país, del continente y del mundo, por parte de sus más cercanos colaboradores, inclina cada día más la disposición del Jefe del Estado a controlar las actividades fundamentales de la sociedad, especialmente aquellas que todavía escapan a su manejo discrecional. De allí las amenazas a la autonomía universitaria por parte del Ministro de Educación Superior, a partir de la eliminación del Consejo Nacional de Universidades (CNU) en el que se venían discutiendo los aspectos fundamentales de la vida de las principales casas de estudio del país.
Y aunque la conciencia crítica que se estimula y crea en todas las universidades autónomas, frente a toda tendencia a imponer un pensamiento único, hará frente a cualquier subterfugio o maniobra política propiciados por las altas esferas gubernamentales para eliminar la pluralidad de ideas y la libertad para exponerlas en el aula y en el recinto universitario, la amenaza seguirá latente, aunque posiblemente pospuesta para después de las elecciones presidenciales.
La política de no concederle autonomía a las universidades experimentales, que por su desarrollo institucional la han venido solicitando desde antes de que el Presidente Chávez asumiera el poder, demuestra la convicción gubernamental de que todo el poder debe residir en la rama Ejecutiva, más concretamente en las manos del Jefe del Estado. Esa política antiautonómica se complementa con la creación de varias universidades, entre las más connotada la Bolivariana, orientadas a cumplir objetivos de un Estado o de una “revolución” totalitaria, en las que desde luego, se nombran a dedo las autoridades y no se permite ningún tipo de discusión. Todo, planes curriculares y hasta metodología de la enseñanza les llega elaborados por el Ministerio de Educación Superior.
Y como se trata de una política de pensamiento único, si no se produce un cambio de gobierno el 3 de diciembre, las universidades autónomas serán uno de los blancos hacia los cuales disparará, sin contemplaciones, el militarismo gubernamental, que es el mecanismo expedito para someterlas, porque habrá resistencia democrática.
La suspensión de las elecciones estudiantiles en la Universidad de los Andes, por parte de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, es otro indicador de la política oficial orientada al control de las universidades autónomas, para convertirlas en recintos donde sólo circule la supuesta verdad de una revolución del socialismo del siglo XXI. Y también es una clara demostración de la utilización de algunos jueces para impedir el triunfo de la oposición, pues, en la ULA era evidente la derrota del candidato del chavismo. Por eso se suspendieron las elecciones estudiantiles y le dictaron auto de detención al principal líder de la oposición, Nixon Moreno.
Y aunque la arremetida contra las universidades autónomas puede ser soslayada por ahora, en la creencia de que el candidato del gobierno pueda reelegirse, profesores y estudiantes democráticos deben formar frente común con el candidato de unidad nacional, Manuel Rosales, quien ha tomado las calles y penetrado en los barrios populares, abandonados por el candidato presidente. La defensa de la autonomía universitaria, de la pluralidad ideológica y la convivencia democrática, pasa hoy por la derrota de la tendencia autoritaria de Hugo Chávez.

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