domingo, 1 de marzo de 2009

EL MEDIO ORIENTE HOY

Juan Páez Ávila

Los acontecimientos bélicos producidos hasta hoy entre el ejército de Israel y las milicias de Hezbollah, con su lamentable secuela de muertos civiles libaneses e israelitas han encendido las alarmas en el mundo por el temor a que se extienda más allá del sur del Líbano, sobre todo si intervienen Siria o Irán en apoyo a la guerrilla fundamentalista de los Chiítas libaneses, y provoca a su vez la de Estados Unidos a favor de su aliado el gobierno israelita.
Sin embargo, y a pesar de las muertes de civiles inocentes, ambos bandos se han limitado a acusarse mutuamente de ser los responsables de la guerra, en una campaña propagandística para buscar aliados internacionales. El líder de Hezbollah pide un cese del fuego con el retiro de Israel de los territorios ocupados, y los israelitas condicionan dicho cese al desarme de la guerrilla fundamentalista y a la ocupación del sur del Líbano por una fuerza de la ONU, hasta que el gobierno libanés esté en capacidad de controlar esa región. Y mientras no hay acuerdo que restituya la paz, Israel continúa su ataque por aire y por tierra en procura de desarticular a las milicias de Hezbollah, destruyendo los bunkers de lanzamisiles contra ciudades israelitas pobladas por civiles, para garantizar su integridad como Estado independiente y soberano.
De acuerdo con estos hechos y ante la amenaza de Irán de borrar del mapa a Israel, el gobierno de este país utiliza sus fuerzas armadas para preservar su existencia. Siria e Irán no han acudido en apoyo a Hezbollah, excepto para suministrarle armas. Israel ha limitado sus ataques a esta guerrilla fundamentalista y al Hamas palestino. Y aunque ya hay centenares de muertos militares y civiles, el peligro para una conflagración mayor con graves consecuencias para la región, depende de cuáles sean los planes reales de Irán y Siria o de Israel y Estados Unidos. Los primeros podrían intentar liquidar a Israel, tal como lo afirmó el Presidente iraní; y los segundos podrían planear destruir los reactores atómicos de Irán. Cualquiera de estas decisiones agravaría la crisis en el Medio Oriente, por lo que lo mejor es volver a la mesa de negociaciones.

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