domingo, 1 de marzo de 2009

EL PLAN CARACAS

Juan Páez Ávila

Desde que comenzó a crecer de una manera ininterrumpida, a convertirse en una gran urbe, anclada en el valle que todos conocemos, Caracas se convirtió en una ciudad ingobernable para muchas, sino para todas, las autoridades nombradas a dedo o electas por votación mayoritaria. El fracaso de muchas promesas de quienes han aceptado el reto de mejorar su imagen y hacerla una ciudad habitable por sus garantías para transitar y trabajar en ella, es evidente por todas partes, por donde se le observe y analice, e incluso por el retroceso que ha experimentado en los últimos años. Y ello no obstante las opiniones y planes que algunos expertos han expuesto públicamente, y hasta comparaciones con ciudades de América Latina, como Bogotá, que dejaron de ser epicentros explosivos de la violencia, la inseguridad y el malestar de la población, después de aplicar procedimientos urbanísticos y políticos que las convirtieron metrópolis dignas del ser humano.
Sin embargo, no todo está perdido en nuestra capital. Como producto de una división político territorial y la aplicación de políticas públicas diferentes, existen importantes contrastes entre lo que han hecho autoridades de municipios como Chacao, Baruta y El Hatillo, para ofrecerle a los caraqueños y a quienes transitan por sus calles, un mínimo de confianza y seguridad, algo que dejaron de disfrutar los habitantes de los sectores populares de ciudad, abandonados a su suerte por sus gobernantes. En la Caracas de hace 40 ó 50 años atrás, se podía vivir y circular a toda hora y en todas las parroquias con tranquilidad, con orgullo de ser sus moradores, con la seguridad de que el riesgo era mínimo o excepcional.
De allí que la diferencia que se observa entre la forma de vida de los habitantes de los municipios que conforman la gran Caracas, no es producto de la condición social o económica de su gente, sino de la incapacidad de algunas de sus autoridades para atender sus principales requerimientos para la convivencia en una gran ciudad. Y lo más grave es que cuando un Alcalde exitoso como Leopoldo López, con un plan concreto, plantea la solución para todos los caraqueños, se le pretende inhabilitar inconstitucionalmente para que no pueda optar a la Alcaldía Metropolitana. Y eso, cuando las encuestas revelan que la mayoría de sus habitantes, con sentido común, le han expresado su respaldo electoral. Los caraqueños pueden y deben decidir.

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