domingo, 1 de marzo de 2009

II CUMBRE SURAMERICANA

Juan Páez Ávila

Reunida en Cochabamba, República de Bolivia, La II Cumbre Suramericana reveló por boca de sus principales mandatarios que asistieron a dicho cónclave, que estamos muy lejos de avanzar hacia lo que fue el gran sueño de Simón Bolívar, de progresar hacia la construcción de la Gran Patria de esta parte del mundo. Las contradicciones entre las políticas de varios jefes de Estado y el choque de intereses como los que han aflorado entre Argentina y Uruguay por la construcción de una empresa de papel en la frontera de ambos países, pospone por tiempo indefinido la Integración Suramericana, como consecuencia de la crisis de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del MERCOSUR.
Con respecto a la Comunidad Andina de Naciones, el Presidente Chávez no sólo le propinó un severo golpe con el retiro de Venezuela de la misma, sino que igualmente entró en contradicción con el pensamiento bolivariano, en el que dice inspirarse para su revolución, y que es más factible de integrar por la complementación de nuestras economías. Su presencia en la CAN lo colocaría más cerca de la posibilidad de impulsar la obra inconclusa del Libertador Simón Bolívar, que su desmesurada ambición de liderar el MERCOSUR. Y lo más grave es que además de retirarse, rechaza la invitación de su pupilo el Presidente boliviano, Evo Morales, a que se reincorpore a la Comunidad Andina de Naciones, desde donde podrían trabajar juntos por la integración con MERCOSUR, que sellaría la Integración Suramericana con la incorporación de Surinam y Guyana.
Y por si estas contradicciones no bastaran para concluir que la Integración Suramericana está lejos de consolidarse o avanzar con cierta regularidad, países como Chile se han beneficiado con la globalización, Perú y Colombia son partidarios de firmar acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos, mientras Venezuela se opone radicalmente, no obstante exportar más de 1 millón barriles diarios a ese país y tener una balanza de pagos favorable. Lula, hasta hoy, no parece estar en condiciones de asumir el liderazgo, y Chávez, que sí lo intenta, no lo podrá lograr con la sola chequera de petrodólares, si no es capaz de comprender y conciliar los intereses en juego en una economía globalizada, que va más allá de los límites suramericanos.

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