miércoles, 22 de abril de 2009

LA ÚLTIMA CUMBRE

Juan Páez Ávila

La última reunión cumbre celebrada entre los países latinoamericanos y la Unión Europea, sin dejar de ser un intercambio importante de opiniones acerca de las posibilidades de mejorar el comercio y la cooperación entre los participantes, dejó muy en claro las serias dificultades, para no hablar de una crisis, que existe en esta parte del mundo. A la asimetría del comercio, especialmente en los productos agrícolas subsidiados por los países desarrollados, se agregó el conflicto político presentado por Venezuela, Cuba y Bolivia, cuyos jefes de Estado participaron en una cumbre alternativa y reafirmaron su disposición de enfrentar el capitalismo y el imperialismo como única vía para alcanzar la independencia y progreso de América Latina.
En una época en la que todavía es muy reciente y evidente el fracaso de la Unión Soviética para imponer en el mundo un socialismo autoritario, nuestro Presidente Hugo Chávez pretende asumir un liderazgo apoyado en nuestra riqueza petrolera manejada a su antojo, de acuerdo con una concepción política de su gobierno y no del Estado venezolano. Si la Unión Soviética con todo su desarrollo industrial y atómico, que en algunos rubros llegó a alcanzar a los Estados Unidos, no fue capaz de continuar la carrera armamentista en la llamada guerra de las galaxias, el Presidente Chávez no tiene ninguna posibilidad de cambiar o “salvar el mundo”, tal como lo expresado sin mayor rubor y con arrestos de gran caudillo.
Y si en Venezuela no ha podio salvar a los pobres de su miseria y exclusión, no ha podido construir más de 150 mil viviendas en 7 años de gobierno, cuando las necesidades son de 1 millón 800 mil, ni desarrollar la industria y la agricultura para darle empleo a millones sin trabajo y garantizar la alimentación de los venezolanos, su incursión en la problemática mundial será otro fracaso, con el agravante de exponer al país a correr la suerte de las naciones señaladas como terroristas, por su alianza con Irán.
Pero lo más grave es que el futuro resulta imprevisible, porque el Presidente es incapaz de consultar al país para elaborar una política de Estado. Sus decisiones personales nos han llevado a enfrentarnos hasta con Brasil.

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