miércoles, 15 de abril de 2009

LA INSEGURIDAD

Juan Páez Ávila

La inseguridad de las personas y los bienes se ha convertido en los últimos años, según diversas encuestas realizadas por diferentes empresas especializadas, en el problema más grave que confronta el venezolano frente al hampa desbordada y la descomposición de los cuerpos policiales.
Las medidas de alta policía anunciadas en varias oportunidades se han estrellado ante una realidad, que les resulta incontrolable, a tal extremo que el Presidente de la República solicitó públicamente la renuncia de aquellas autoridades que se sintieran incapaces de cumplir con sus respectivas funciones de proteger la vida y los bienes de los ciudadanos. Y aunque el Jefe del Estado ha debido proceder a destituir a los responsables por la incapacidad demostrada para combatir el delito, el hecho de que por primera vez se haya ocupado de este problema en sus alocuciones dominicales, revela que el país ha entrado en una espiral relativamente incontrolable y caótica.
La política de seguridad ha sido enfocada equivocadamente por los más altos funcionarios de ese ramo, al proponer la creación de una policía nacional, sin antes establecer y tratar de corregir las verdaderas causas de la proliferación de los actos criminales. Mientras existan millones de desempleados y una burocracia que no oculta su rápido y repudiable enriqueciendo ilegal; mientras no se combinen planes a corto, mediano y largo plazo para enfrentar la pobreza, se eduque para el trabajo a millones de marginales y creen las fuentes de empleo respectivas, de nada servirá una nueva policía nacional. Por lo contrario, esa policía puede ser una fuente más de corrupción, como ha quedado demostrado en la actuación de la mayoría de los cuerpos policiales.
Y si a esta descomposición policial y social agregamos la proliferación de armas en manos de delincuentes comunes y políticos, el problema se puede tornar insoluble a corto plazo, si no se aprueba una política de desarme de la población civil, que según informaciones oficiales manejan varios millones de armas, sin control efectivo de quienes por ley son los únicos que las pueden portar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario