domingo, 28 de junio de 2009

NI GOLPE NI AUTOGOLPE

Juan Páez Ávila

Es posible que algunos lectores pudieran pensar que es un exabrupto que en la Venezuela de hoy se pueda llamar a establecer un diálogo civilizado, en medio de una crispación política provocada fundamentalmente por el discurso agresivo y procaz del Presidente de la República. Sin embargo, la experiencia política mundial e incluso nacional indica que la democracia, no obstante de ser el mejor sistema de relaciones creado por el ser humano para convivir en sociedad, pasa por momentos críticos, conflictivos que la colocan borde del abismo, el camino que ha encontrado hacia el progreso y la libertad ha sido rescatar el entendimiento pacífico. El espejo de la primera y segunda guerras mundiales y de nuestras matanzas fraticidas serían suficientes para ilustrar a los más obcecados partidarios de la violencia, pero también tenemos la reciente lección que ha dado el exitoso movimiento estudiantil con sus luchas por la defensa de la libertad de expresión, enarbolando las banderas de la paz. De allí que la conclusión lógica y racional es que la solución de la presente crisis política se alcanzará mediante la lucha democrática, no mediante el golpe ni el autogolpe.
La consolidación de la democracia en Venezuela requiere desterrar de la mente de los venezolanos la menor intención o idea de golpe o autogolpe militar o cívico militar, para resolver los graves problemas económicos y sociales que confronta nuestra sociedad. La experiencia no sólo de nuestra pequeña historia, si la contamos a partir de la independencia y constitución como república, o de nuestra larga existencia si nos referimos a la época precolombina y posterior presencia u ocupación del territorio por los españoles con todas sus instituciones –políticas, sociales y económicas- del momento y su prolongado mestizaje con indígenas y africanos, nos enseña que 1a violencia únicamente han servido para destruir la economía creada por nuestros antepasados, profundizar la desigualdad social y hacer más incierto el futuro de libertad, progreso, desarrollo y bienestar de la población.
Cualquiera que sea el resultado de las elecciones del 23 de noviembre, y en particular si es favorable a la oposición, los líderes fundamentales del país están obligados, en defensa de la democracia, a llamar al diálogo y al entendimiento, en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al Presidente Chávez, para restablecer las reglas del juego democrático, que garanticen el respeto a los resultados del voto mayoritario y la continuidad de su mandato hasta el final del período constitucional en 2012.
En la medida en que se acerca el momento del sufragio para elegir gobernadores, alcaldes y diputados a los Consejos Legislativos, seguiremos oyendo los discursos escatológicos y las amenazas del Comandante en jefe de pulverizar a los opositores, como única opción de darle ánimo a sus candidatos ineptos y repudiados por sus abandonados electores.

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