domingo, 28 de junio de 2009

MI NEGRA

Juan Páez Ávila

La disposición del candidato de la unidad nacional, Manuel Rosales, de entregar a unas 2.500.000 familias de los sectores populares y clase media empobrecida, entre 600 mil y un millón de bolívares mensuales, provenientes de una quinta parte aproximadamente de los ingresos petroleros, cambiará definitivamente la relación entre el petróleo y sociedad venezolana. Por primera vez el venezolano podrá constatar que el petróleo es una riqueza que le pertenece a él y no al Estado, que en teoría puede representar a toda la nación, pero también a una parte de ella como sucede en la actualidad, según la división que ha hecho el gobierno de amigos y enemigos del proceso que ha tratado de adelantar el Presidente Chávez.
La experiencia de algunos países petroleros como Noruega y Canadá, más la legislación venezolana, obligan a precisar el planteamiento del candidato de la unidad, porque lo que se debe distribuir entre los venezolanos es la Regalía, que es un derecho de la nación como dueña del petróleo, de la que han venido apropiándose los gobiernos y administrándola como si fuera un impuesto, como les ha dado la gana a cada uno. Este planteamiento lo hizo en Venezuela hace más de 10 años, Alberto Quiroz Corradi, cuando se discutía la Apertura Petrolera al capital privado nacional e internacional, durante el gobierno del Presidente Caldera Pero a la mayoría que formaban el gobierno y la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática les dio temor, o no consideraron viable, asumir la política que ya Noruega y Canadá habían puesto en práctica, creando fondos especiales con la Regalía y entregándole dividendos a cada ciudadano todos los años.
De allí que no se trata de una política populista, como ha sido y es práctica de todos los gobierno electos desde 1958, y en especial del actual que ha llegado al extremo de donar a otros países parte de esa Regalía. Como en nuestro país muy poca gente lee, y menos estudia lo referente a un tema aparentemente árido como el del petróleo, sólo se enterará que el Estado no puede apropiarse del valor de la Regalía, que este año supera los 10 mil millones de dólares, cuando mensualmente le entreguen un cheque o una tarjeta electrónica y le digan: esto es suyo, porque usted como venezolano es dueño del petróleo. Ningún gobierno se lo regala. El gobierno sólo es dueño de los impuestos, que por Ley debe cobrar a toda empresa, incluso a personas jurídicas, que obtienen una renta.
Si el Estado, cualquiera sea el gobierno, quiere poner en práctica una política que tienda a superar la pobreza, un factor importante de la misma debería ser poner en manos de los venezolanos la propiedad de la Regalía, al lado de otra política de grandes inversiones nacionales e internacionales para crear las fuentes de trabajo necesarias, para eliminar el desempleo. Y aunque la Regalía corresponde a todos los venezolanos, la propuesta de Manuel Rosales de favorecer a unas 2.500.000 familias, podría admitirse como el comienzo de una política que atienda a los más necesitados, carentes de recursos para cubrir la cesta alimentaria los más pobres, y la cesta básica la clase media empobrecida.

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