martes, 19 de octubre de 2010

TRIUNFO DEMOCRÁTICO

Juan Páez Ávila

Al convertir Hugo Chávez en plebiscito a su favor o en contra, las elecciones parlamentarias, el verdadero derrotado porque era el único protagonista, fue el hiperlíder del socialismo del siglo XXI, a quien le falló la condición de portaviones de otros tiempos. Para asombro del mundo democrático la única fotografía que llenó avenidas, calles y edificios a lo largo de todo el país fue la del Comandante en Jefe, a quien seguían en un plano secundario los candidatos a diputados del partido de gobierno.
Los resultados electorales, leídos con objetividad, constituyen un triunfo de la democracia, porque fue electa una Asamblea Nacional plural, con una mayoría relativa del PSUV electa con menos votos que la oposición, y sin las dos terceras partes del total de los diputados, lo cual la obligará a negociar para aprobar leyes orgánicas y elegir el Poder Judicial, al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo, al Fiscal General de la República y al Consejo Nacional Electoral. Si Chávez reconoce su deterioro, podría iniciarse una etapa de reconciliación nacional, que erradique paulatinamente los odios y la violencia verbal y de los grupos para policiales y paramilitares que cometen todo tipo de violaciones a los Derechos Humanos y a la Constitución Bolivariana de Venezuela.
El 52 % de los votos obtenidos por la oposición son un indicador de que Hugo Chávez ha perdido el respaldo mayoritario que había recibido en varias de las elecciones realizadas en las últimas dos décadas, lo cual debería obligarlo a revisar sus políticas económicas y sociales que han convertido a Venezuela en el país con mayor inflación y menor crecimiento, que se expresa en el más alto costo de la vida de América Latina y en la ruina del aparato productivo, con su secuela de desempleo o empleo disfrazado de buhonería, que significa mayor pobreza.
En materia política y social el Comandante Presidente debería reflexionar con relación a la violencia que desatan grupos armados que portan millones de armas de fuego y asesinan impunemente a centenares o miles de venezolanos mensual o anualmente, que han convertido a Caracas en una de las ciudades más violentas y peligrosas del mundo. De no hacerlo, continuará empujando el país hacia un precipicio de dimensiones colosales y por lo tanto de consecuencias desastrosas. Para corregirlo, varios especialistas han presentados planes de desarme, prevención y represión contra esos grupos armados.
Todo indica que el Presidente debería entenderse con la empresa privada para impulsar el desarrollo del país y darle trabajo fijo, con sueldos y salarios de quince y último, más prestaciones sociales, a millones de venezolanos. Si no hay entendimiento sin exclusión, las políticas del socialismo del siglo XXI llevarán el país al colapso, parecido al que sucumbieron los países comunistas durante décadas de gobierno durante el siglo XX. Afortunadamente los venezolanos han expresado con firmeza que rechazan y rechazarán el socialismo cubano, uno de los dos sobrevivientes de la catástrofe de la Unión Soviética y los regímenes totalitarios que logró imponer en Europa del Este, y reclamará y cobrará con votos en el 2012.
Sin embargo entramos en una nueva etapa de la vida política de la nación. Hugo Chávez tratará de dividir a la oposición, y ésta deberá trazar y ejecutar una política de consolidación y ampliación de la unidad. En cuanto a lo primero resulta imprescindible pasar la página victoriosa de las elecciones parlamentarias y cumplir a cabalidad con la agenda de las 100 Propuestas para legislar. Y en cuanto a lo segundo deberá tender puentes hacia los sectores independientes que no participaron en los comicios pasados, dando demostraciones de que realmente el país cambió y existe una alternativa democrática para cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional vigente, que garantiza derechos sociales e individuales que hará respetar; y algo muy especial por las dificultades que pueden ofrecer o presentar años de confrontación con el PPT. La alianza parlamentaria es fundamental para evitar desmanes del oficialismo y obligarlo a la negociación política y la reconciliación civilizada de los venezolanos. Y en los estados Amazonas y Lara deben romperse los diques del reconcomio, de los pleitos por intereses partidistas o personales, y dar comienzo a una alianza por la defensa de la descentralización, de un mejor, justo y legal situado constitucional, y por todo lo que constituya la defensa del Estado y sus habitantes, tal como lo han señalado los gobernadores Pablo Pérez, del Zulia, y César Pérez Vivas, del Táchira, tomando en cuenta las características y especificidades propias de cada región.

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