jueves, 11 de febrero de 2010

EL NUEVO PARLAMENTO

Juan Páez Ávila

Para frenar la tendencia autoritaria del Presidente de la República, que ha creado una relación de dependencia de los demás Poderes Públicos, de su voluntad de jefe único e indiscutible, los venezolanos tenemos que elegir una mayoría de parlamentarios o una cantidad que obligue al oficialismo a cumplir las funciones de legislar y controlar la administración que le establece la Constitución Nacional vigente desde 1999, y a acabar con el cumplimiento irrestricto del mandato del Comandante para que aprueben las leyes que envía desde Miraflores.
Y aunque en la mayoría de los casos algunos diputados actuales expresan su adhesión y solidaridad con su jefe político y militar, convencidos de que deben aprobar los instrumentos legales para tratar de establecer el socialismo del siglo XXI, igual que hace algunos años les ordenaba legislar para consolidar el régimen apoyado en los postulados del Árbol de las Tres Raíces, otros diputados piensan que lo grave es que no se legisló para mejorar el sistema eléctrico nacional y evitar los apagones que han puesto en terapia intensiva a los ministros responsables, que ni con ayuda de los cubanos podrán salir del foso en pocos años.
El próximo parlamento tiene que legislar para contribuir a resolver los problemas económicos y sociales que hoy gravitan contra la seguridad de las personas, la falta de agua y vivienda, porque en ningún momento este parlamento ha dado demostraciones de intentar controlar la administración pública, el gasto y la inversión de centenares de miles de millones de dólares, que aparte de las ayudas que han recibido algunos sectores populares identificados con el gobierno, han servido para provocar una incontrolable corrupción, cuyas denuncias no han sido atendidas e investigadas como lo manda la Carta Magna.
El nuevo parlamento que elija del 26 de septiembre, además de legislar y controlar la administración pública, tendrá una labor fundamental, revertir las leyes que han acabado con la descentralización, para complacer al Comandante Chávez, con negativas y graves consecuencias para los pobladores de los estados que representan. Si hubiese necesidad de establecer prioridades, los nuevos diputados deberán atender los intereses de sus estados, por encima de intereses individuales, de grupo o partido político, e incluso de la obediencia al Presidente de la República, aún cuando éste sea presidente del Partido de Gobierno.
Cualquiera que sea el método escogido para seleccionar por consenso o por elecciones primarias a los candidatos de la Alternativa Democrática, por experiencia no muy lejana, es necesario ratificar que lo fundamental es preservar la unidad y presentar candidatos con arraigo en algunos sectores de la sociedad, a cuyos votos se le sumen todos los de los partidos políticos y grupos independientes que forman parte de la mesa unitaria, que además de otorgarle cierta posibilidad cuantitativa, lo acerquen a los sectores llamados ni ni, a los cuales debe convencer de la conveniencia de un cambio en la composición de la Asamblea Nacional.
Y para no lamentarse en el futuro inmediato de los mismos errores que se han cometido en elecciones internas de los partidos políticos, los candidatos deben realizar una campaña promoviendo sus virtudes y objetivos, sin descalificar a los contendientes. En síntesis, deben hacer una campaña democrática, respetuosa, digna de quienes aspiran el voto popular para acabar con el autoritarismo, el personalismo y el populismo entronizado en el gobierno, después de ofrecer lo contrario. Digamos que todos los candidatos son buenos, y que yo voy a votar por aquel que reuniendo las mejores cualidades exigidas, tiene mayores posibilidades de ganar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario