sábado, 23 de junio de 2012

DE CANDIDATO A PRESIDENTE

Juan Páez Ávila




La histórica manifestación de júbilo y apoyo en las principales avenidas y calles de Caracas al candidato a la Presidencia de la República, Henrique Capriles Radonski, le abre definitivamente el camino hacia la Jefatura del Estado al Gobernador de Miranda, quien promete unir y reconciliar a los venezolanos sin exclusión alguna, como condición para crear un clima de entendimiento que haga posible el progreso y bienestar de la mayoría de la población en los próximos 6 años del mandato constitucional.

Y aunque la camarilla militar y civil que gobierna actualmente niega por todos los medios que controla, que Capriles Radonski pueda cambiar el rumbo político que le ha impuesto Hugo Chávez al país, la carta de presentación ante la nación del candidato de la Alternativa Democrática, no contiene únicamente una promesa, sino también una credencial inobjetable en un ejercicio, de una obra de gobierno en el Estado Miranda, transparente, de progreso e inclusión para beneficio de todos los mirandinos, a pesar de los atropellos del gobierno centralista de Hugo Chávez contra su administración pública.

Así como miles de chavistas no han sido discriminados y menos perseguidos, sino que por lo contrario, se han beneficiado en Miranda de la Administración Capriles, también millones de venezolanos que creyeron en las promesas del Comandante Presidente y que hoy, 14 años después, sólo han recibido limosnas para que se pongan una camisa roja, serán igualmente favorecidos por el programa progresista del gobierno presidido por Henrique Capriles.

Si bien el objetivo fundamental de los venezolanos unidos alrededor de la Alternativa Democrática, es rescatar el Estado de Derecho, es decir, la vigencia de la Constitución Nacional que garantiza las libertades públicas, los derechos individuales y sociales de los ciudadanos, la elección en primarias de Henrique Capriles como el candidato presidencial representa la voluntad de millones de demócratas que confían en su honestidad y capacidad para ser el próximo Presidente de todos los venezolanos.

Y como la historia no se puede cambiar por simples deseos personales o de pequeños grupos, los demócratas debemos entender que llegó la hora de la reconciliación, de la paz y el progreso, que hoy lo representa Capriles una vez ungido Presidente, y que a la mayoría de venezolanos nos corresponde defender y garantizar.

Al ejemplo que Caracas dio le han seguido multitudinarias manifestaciones de apoyo en varios Estados del país, especialmente en aquellos en los que Hugo Chávez había ganado en elecciones anteriores, cuando gozaba de plena salud y recorría las barriadas de las principales ciudades de Venezuela, que por lo que estamos presenciando en la giras de Capriles Radonski, hoy buscan un nuevo camino de independencia, libertad y verdadero protagonismo, que le han negado los actuales gobernantes encabezados por el Comandante Presidente y candidato al continuismo.

Algunos venezolanos que expresaban dudas acerca de la capacidad de Henrique Capriles para trasmitir en mensaje creíble, que emocionara a miles de compatriotas, después de los exitosos recibimientos del candidato de la Unidad, en los otrora baluartes del chavismo, de sus discursos sencillos, claramente entendibles por los hombres y mujeres que en las barriadas representan una importante mayoría, ya manifiestan su convencimiento de que tenemos el candidato que se compromete con soluciones muy concretas para solucionar los problemas sociales y económicos que afectan a millones de personas humildes, a quienes también les toca el corazón, y comparten con él la alegría, la esperanza de futuro cierto y mejor.

A lo anterior hay que agregar que también tiene un discurso para la clase media civil y militar que sufraga `por mandato constitucional, convincente acerca de su preparación, de su conocimientos de los problemas macro, de la asesoría necesaria, científica y técnica para asumir la Presidencia de la República, con claro sentido de la responsabilidad que le exige el momento histórico, para superar la crisis social, económica y política en que el anacrónico estalinismo chavista ha sumido a la nación, y como Jefe de Estado ejercer a plenitud la Comandancia en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, tal como lo establece la Carta Magna.

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