martes, 13 de julio de 2010

CHÁVEZ CONTRA GLOBOVISIÓN

Juan Páez Ávila
Cuando apenas faltaban unos 7 meses para la elección de los diputados a la Asamblea Nacional, con todo el control de los Poderes Públicos el Comandante Hugo Chávez no se atrevió a intervenir y sacar del aire a Globovisión, porque el costo político a pagar sería muy elevado, y porque las encuestas ya indicaban que ese próximo Poder Legislativo no lo podrá controlar con la misma discreción y abuso con que ha manejado a la mayoría de quienes fueron elegidos, previamente escogidos por su dedo de gran elector, con un 15 o 20% del electorado hace cuatro años aproximadamente.
La salida de Alberto Federico Ravel de la dirección de Globovisión y la presión para una posible venta de las acciones de los poseedores de la mayoría del capital invertido en esa planta televisora, dejó al desnudo la política hegemónica que viene imponiendo su régimen autoritario,, personalista y militarista, restringiendo cada vez más la libertad de expresión y de empresa.
Las nuevas amenazas del Presidente de la República contra Globovisión, mediante la intervención de Fogade para que asuma el paquete accionario de Nelson Mezherane, y de la Fiscalía General de la República para que solicite el aseguramiento de los bienes de Guillermo Zuloaga, sus accionistas mayoritarios, pueden tener un costo político mucho más elevado, al calculado hace unos 4 meses cuando se inhibió de darle el zarpazo, e incluso que el cierre de Radio Caracas TV.
A menos de 3 meses para que se realicen las elecciones para escoger los diputados a la Asamblea Nacional, la ejecución de esa medida a través de organismos del Estado controlados por el Jefe del gobierno, con apoyo de las fuerzas de seguridad públicas, será evidentemente vista como una ocupación militar no sólo contra empresarios acusados ante los tribunales de cometer supuestos delitos comunes, sino contra perseguidos políticos, contra la libertad de expresión y abusivo ventajismo electoral contra los partidos políticos y sectores de la sociedad civil que participan desde la oposición, y tienen como único canal televiso de comunicación a Globovisión. Y ello sin contar con el ya manifiesto rechazo de más del 60% de los potenciales electores consultados sobre el cierre de Globovisión, en las últimas encuestas, cuyo número podría aumentar al sumársele muchos chavistas democráticos y miles de personas, hasta hoy indiferentes, como los llamados Ni-Ni, en lo que a todas luces seria un atropello oficial, que no dejaría dudas acerca de la marcha del gobierno hacia el totalitarismo comunicacional, al estilo del comunismo cubano.
El Presidente debería recordar que más del 80% de los venezolanos consultados rechaza el comunismo cubano, uno de los pocos sobrevivientes de los regímenes totalitarios que desaparecieron el siglo pasado, sin guerras y sin muertos, en la Unión Soviética y en la Europa occidental donde, después una larga dictadura, volvieron a un sistema de pluralismo político, libertad de expresión y de empresa privada.
Sin apoyo mayoritario nacional e internacional el Comandante Chávez podría llevar el país a una crisis política de difícil solución, sin diálogo y sin rumbo seguro, que arrastraría a los suyos y a todo el país a un peligroso abismo.

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