lunes, 3 de agosto de 2009

ALBA EN CENTROAMÉRICA

Juan Páez Ávila

La política exterior del Presidente Chávez con el objetivo de crear una Asociación Bolivariana en el subcontinente latinoamericano, mediante el predominio del Poder Ejecutivo sobre los demás poderes públicos, ha encontrado un serio y complejo obstáculo en Honduras, donde después de recibir el apoyo del Presidente Manuel Zelaya, el Poder Judicial y el Legislativo se pronunciaron en contra y solicitaron al Comandante del Ejército detener y exiliar al jefe del gobierno, en lo que se convirtió para los gobiernos representados en la OEA en un tradicional y condenable golpe de estado.
La crisis que se ha generado en Honduras tenderá a extenderse a los países vecinos, porque no sólo es evidente, sino también pública, la injerencia del gobierno de Nicaragua, cuyo Presidente Daniel Ortega llama veladamente a la insurrección de los partidarios de Zelaya contra el nuevo gobierno de Michelleti, si éste no renuncia y permite el retorno del primero a la Jefatura del Gobierno hondureño.
El plazo de 72 horas que ha solicitado el mediador, el Presidente Arias de Costa Rica, para realizar unos últimos esfuerzos y buscar una solución pacífica podrían transcurrir sin mayores avances, porque la propuesta número uno estable el retorno de Zelaya a la Presidencia de la República, lo cual resulta inaceptable para los representantes de Michelleti, porque el depuesto Zelaya es juzgado por varios delitos por la Corte Suprema de Justicia.
Y como también es pública la intervención del Presidente Chávez, jefe de la ALBA y del financiamiento de Zelaya, quien se desplaza en aviones de Venezuela, violando el espacio aéreo de Honduras, si no hay acuerdo pacífico en el plazo solicitado por el Presidente Arias, la crisis puede agravarse, porque en ese pequeño país se juega el futuro de la política exterior de Chávez. Daniel Ortega, aunque lo negará, intervendrá o dejará que soldados de sus aliados pasen por la frontera con miras a derrocar a Michelleti, tal como lo expresado públicamente Hugo Chávez. El problema dejará de ser exclusivamente de Honduras y menos de Zelaya y Michelleti, para convertirse en un escenario de avance o retroceso, según los resultados finales, de la política de Chávez y sus aliados de la ALBA. De allí a proposición de Evo Morales de constituir una alianza militar, y la disposición de Daniel Ortega de reformar la Constitución para reelegirse.

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