miércoles, 18 de noviembre de 2009

GUERRA AL HAMBRE

Juan Páez Ávila

Las naciones desarrolladas hace más de medio siglo que le dijeron adiós a la guerra de los tanques, aviones, acorazados y fusiles, y colocaron en sus respectivas agendas la guerra al hambre, al desempleo y al subdesarrollo en general; sin embargo, algunos países atrasados del llamado Tercer Mundo, gobernados por ignaros, incapaces, dogmáticos y corruptos dictadorzuelos, permanecen estancados en los más pobres niveles de la calidad de vida, y hasta experimentan graves retrocesos cuando carecen de todo control administrativo y ético.
El Presidente Lula da Silva se presentó hace algunos días a la reunión de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, con un informe que ha impresionado al mundo que lucha contra el hambre, porque registra 12, 6 millones de familias que reciben una Bolsa Familia complementaria de 55 dólares, con la condición de que preserven a sus hijos en las escuelas, trabajan en pequeñas propiedades rurales, han aumentado la producción de alimentos y eliminado el hambre de más un cuarto de la población, aproximadamente de 50 millones de personas.
En aproximadamente 7 años de gobierno y de ejecución del programa Hambre Cero, el Presidente Lula da un ejemplo al mundo subdesarrollado de cómo combatir el hambre, el desempleo y aumentar el nivel de vida de millones de hombres y mujeres que vivían en la pobreza, sin invadir fincas en producción, que por lo contrario recibieron créditos y apoyo técnico para aumentar la productividad, repartiendo tierras ociosas aumentando el área de cultivo y la producción de agrícola del Brasil.
Los resultados del programa Hambre Cero, para un experto en agricultura, incluso para un político con conocimiento elemental de la realidad agrícola de América Latina, no tiene nada de excepcional, sino mucho de sentido común: ayuda complementaria a la dieta de los más pobres, entrega de parcelas de tierra y pequeñas industrias, asistencia técnica para garantizar su funcionamiento y rentabilidad, para que cada familia coma completo, obtenga ciertos beneficios de su trabajo y contribuya al crecimiento económico del país, donde habita.
Y para que no queden dudas acerca del progreso alcanzado por el gobierno del Presidente Lula, ejemplo para otros países del continente y del mundo, el informe fue elaborado por técnicos de la FAO que visitaron Brasil, y no por ministros o empleados públicos que manipulan cifras para adularle a los jefes de Estado. El respeto a la propiedad privada y su aumento en grandes cantidades de pequeñas industrias agroalimentarias, más el desarrollo industrial, tecnológico y científico ha convertido a Brasil en la novena potencia del mundo y según estudios del Banco Mundial, la encamina a ser la quinta, en los próximos 10 años, superando a Francia, Italia y otras naciones que disfrutan altos niveles de vida.
El Presidente Chávez y cualquier otro jefe de estado futuro en Venezuela, tienen que estudiar y analizar cómo y qué hacer para competir con Brasil, mediante una declaración de guerra al hambre. No se puede ni se debe perder el tiempo inventado guerras entre naciones vecinas, que por desgracia forman parte de los más pobres del mundo, y que si no han podido salir del subdesarrollo sin mayores conflictos, después de una guerra los que les quedarán, serán chatarra y destrucción de las medianas economías que alcanzaron en otras épocas.
La experiencia y la inteligencia de los gobernantes de los países ricos, los indujeron a aprobar en las Naciones Unidas, no sólo la prohibición de las guerras entre naciones, sino también las amenazas de guerra de un país contra otro. El comandante Chávez debería leer o releer el texto de la Carta de las Naciones Unidas, incluso el de la Carta Democrática Interamericana, tanto para garantizarnos la paz a los venezolanos y colombianos, como para no convertirse en el hazmerreír del mundo civilizado y globalizado, por los progresos tecnológicos, científicos y humanísticos de nuestro tiempo,

NO A LA GUERRA

Juan Páez Ávila

A lo largo de nuestra historia republicana en América Latina se han producido alguna guerras suicidas, que no han cambiado para nada las condiciones infrahumanas en que viven las grandes mayorías que pueblan este subcontinente, y que sólo han servido para modificar parcialmente las fronteras, generalmente en pequeños territorios inhóspitos, para enriquecer a unos cuantos vendedores de armas de desecho, dividirnos y sembrar odios irracionales en la conciencia de muchos, que nos alejan de una necesaria integración regional para impulsar el progreso de economías complementarias, que nos permitan acercarnos a los altos niveles de civilización alcanzados por los principales bloques naciones de nuestro tiempo. Y aunque se han dado algunos pasos interesantes y hasta prometedores, como la Comunidad Andina, el MERCOSUR y la integración de Centro América y del Caribe, todavía subsisten serios peligros de que la política integracionista sea sustituida por la hegemonía de las armas, de la guerra fraticida.
Los peligros de un conflicto armado con Colombia no sólo han producido alarma y preocupación en los círculos políticos y económicos de ambas naciones, sino también el rechazo de más del 80% de la población de nuestros países, que durante más de un siglo han vivido en paz y fraternidad. Y aunque el gobierno de Bogotá haya firmado un acuerdo para que los Estados Unidos usen 5 bases aéreas colombianas para combatir el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares y el Presidente Chávez lo interprete como una amenaza o parte de un plan disuasivo contra su proyecto político de extender la revolución bolivariana al país vecino y otras naciones del subcontinente, nuestro Comandante en Jefe no puede ni debe llevar a los venezolanos a una guerra
Venezuela y Colombia tienen gobiernos distintos, diametralmente opuestos, porque los pueblos de ambas naciones los han electo mediante el voto, y entre ambas naciones han existido relaciones económicas de mutuo beneficio y de gran hermandad entre los habitantes de la frontera e incluso de toda la extensión de nuestros territorios. En muchos rubros, especialmente en alimentos, existe una economía complementaria que constituye un avance de integración regional. Incluso la existencia de las FARC, del ELN y de los paramilitares no ha sido obstáculo para que las buenas relaciones entre los gobiernos y de la población en general se preserven a lo largo de más de 40 años que Colombia se desangra en una guerra inútil y estúpida como todas las guerras, agravada por el narcotráfico y la violación de los derechos humanos.
Tenemos que admitir como sociedad civilizada y democrática que los problemas de Colombia los resuelven los colombianos, como los nuestros le buscamos solución los venezolanos. Colombia tiene derecho a la aliarse con los Estados Unidos para defenderse de la guerrilla y del narcotráfico, y Venezuela tiene derecho a rechazar cualquier amenaza de intervención en nuestros asuntos por parte del ejército norteamericano o de cualquier otra potencia extranjera. Y aunque es evidente que el discurso y el manejo de una chequera petrolera por parte del Presidente Chávez se han convertido en un instrumento de intervención indebida en algunos países de América Latina, su presencia en Miraflores sólo la podemos decidir los venezolanos.
Mientras no se ponga fin a esa confrontación armada en Colombia, los peligros de un enfrentamiento militar entre este país y sus vecinos Ecuador y Venezuela, donde es evidente que buscan refugio los principales jefes de las FARC, estarán presentes, y podríamos volver una situación prebélica en la que las buenas gestiones de UNSASUR hoy, como las del Grupo de Río en la pasada crisis, pueden resultan infructuosas, porque las causas que generaron la crisis anterior no hayan sido eliminadas.
Chavistas y no chavistas, debemos decirle no a la guerra, no a la intervención extranjera, y pedirle al Presidente más diplomacia y menos discursos incendiarios.

sábado, 14 de noviembre de 2009

PRESUPUESTO Y ELECCIONES

Juan Páez Ávila

En todas las elecciones que se realicen en un país, cuyo gobierno maneja el Presupuesto Nacional a discreción del Presidente de la República o que simplemente es utilizado parcialmente, como siempre ha sucedido, la oposición requiere de un mínimo de apoyo económico para poder competir con posibilidades de éxito, pero no es cierto, y en nuestro país sobran ejemplos para demostrarlo, que es imprescindible disponer de un Presupuesto del Estado para ganar las elecciones. En varios de los procesos electorales celebrados en la segunda mitad del siglo XX, en la época de la democracia representativa, muchos candidatos invirtieron miles de millones de bolívares y salieron con las tablas en la cabeza. Y otros candidatos ganaron desde la oposición, como Rafael Caldera I y II, Carlos Andrés Pérez I, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi y Hugo Chávez I. No es nada difícil demostrar que se requiere también un liderazgo personal, una maquinaria electoral y un mensaje oportuno, adecuado a las exigencias fundamentales de los electores.
Antonio Ledezma, sin manejar ningún presupuesto e incluso con la opinión en contra de algunos dirigentes de la oposición que se apoyaban en algunas encuestas, en el año 2008 le ganó las elecciones para la Alcaldía Metropolitana de Caracas al mejor candidato del chavismo, Aristóbulo Istúriz, lo que para Hugo Chávez no sólo fue una derrota democrática, sino que lo vio como una amenaza a su liderazgo y ordenó estrangularlo económicamente para sacarlo del juego político, pero le resultó un boomerang.
Lo primero que hizo el Comandante Presidente fue ordenarle a sus correligionarios y subalternos de la Asamblea Nacional, que aprobaran una Ley para crear una autoridad ejecutiva, nombrada por él a dedo, y le quitaran más del 90% del Presupuesto al Alcalde electo, que le corresponde por disposición constitucional, para que pasara a ser administrado por su representante directa, la Ingeniera Farías. El Comandante Chávez se equivocó en dos aspectos fundamentales de la política. El primero, que olvidó su propia experiencia cuando ganó las elecciones para Presidente de la República en 1988, sin manejar prepuesto alguno, porque las condiciones políticas favorecían una candidatura que aparecía como la respuesta al descontento de millones de venezolanos que luego sufragaron por un militar, que no había pateado barrios, sino cuarteles. Y segundo, que no ha podido ni podrá quitarle a Antonio Ledezma, la autoridad que le otorga el ser electo por el voto popular, Alcalde Metropolitano, que le permite no sólo volver a patear los barrios, algo que ha hecho durante muchos años, sino también un escenario internacional como lo acaba de demostrar con su gira exitosa por América y Europa.
Y aunque se busque un Fiscal que lo impute falsamente y un Juez que lo condene inconstitucionalmente, lo cual sería un tercero y gravísimo error del Comandante Presidente, Antonio Ledezma seguirá siendo Alcalde Metropolitano en la cárcel o en el exilio, como Hugo Chávez no dejó de ser Presidente de la República cuando lo apresaron algunos militares y lo llevaron a la isla de La Orchila, camino al exilio. Y si Antonio Ledezma no tiene un General como Raúl Baduel, jefe de una Brigada o División militar que lo retorne victorioso a su cargo, tiene un bravo pueblo que sufragó mayoritariamente para que fuera y ejerciera, por un período constitucional, el cargo de Alcalde Metropolitano, con todo el derecho a exigir que se le respete.

LIBERTAD DE LOS PRESOS POLÍTICOS

LIBERTAD DE LOS PRESOS POLÍTICOS
EXIGE LA FUNDACIÓN

GUAL Y ESPAÑA


La Fundación Gual y España, ante la escalada represiva del gobierno, exige la libertad de los presos políticos y apoya la movilización que realizan los estudiantes, para demandar la presencia en nuestro país de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, con la finalidad de que puedan constatar cómo se violan flagrantemente los Derechos Individuales y Sociales establecidos en la Constitución Nacional vigente.
Actualmente están en las cárceles venezolanos más de 40 ciudadanos a quienes no se les ha respetado el debido proceso garantizado en el Código Procesal Penal, a algunos se les ha negado el derecho a la defensa, a otros se les mantiene incomunicados y a la mayoría, sino a la totalidad, se les acusa de delitos comunes para cobrarles su disidencia política del régimen, también garantizada por la Constitución Nacional.
El control que ejerce el Ejecutivo sobre los demás Poderes Públicos, le ha permitido al Presidente de la República criminalizar la protesta política, pacífica y democrática, acusando a los opositores, sin prueba alguna, de desestabilizar el régimen y de instigar a delinquir. Para llevarlos a la cárcel dispone de un Fiscal que los imputa y de un Juez que decide de acuerdo al mandato autoritario y despótico del jefe del Estado.
Con la utilización de testigos falsos y la obediencia de fiscales y jueces nombrados a dedo por disposición del jefe del gobierno, en las cárceles están injusta e ilegalmente secuestrados decenas de venezolanos por pensar distinto a la concepción autocrática del Presidente de la República Y es evidente la persecución mediante la elaboración de expedientes amañados, de aquellos dirigentes políticos que han ganado en comicios libres y transparentes algunas gobernaciones y alcaldías, para no dejar que con sus labores honestas y eficientes puedan ser comparadas con la incapacidad y la corrupción de la mayoría de los funcionarios chavistas. Y sobre todo para que ninguno le pueda hacer sombra y derrotar al híper líder y a sus candidatos en las elecciones que se avecinan.
La mentira y la represión como políticas de Estado han sido los instrumentos reprobables del gobierno para secuestrar a decenas de venezolanos en la cárcel, por lo que exigimos en cumplimiento de la Constitución Nacional y las leyes vigentes, su inmediata libertad.

HUELGA Y PRESOS POLÍTICOS

Juan Páez Ávila

La suspensión de la huelga que convocaron los estudiantes frente a la Organización de Estados Americanos (OEA) una vez logrado sus objetivos de libertad Julio César Rivas y que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos conozca de alguna manera la situación de los presos políticos en Venezuela, demuestra el carácter pacífico de la misma, la convicción democrática de los estudiantes y su voluntad de luchar por una alternativa democrática en el país.
La huelga de hambre, en cualquier parte del mundo, es una medida extrema a cual apelan los ciudadanos cuando ven que no tienen otra alternativa para defender sus derechos. Y aunque se corren graves riesgos, incluso el de perder la vida, tiene un profundo contenido democrático, por la actitud pacífica que asumen los huelguistas. De allí que la mayor responsabilidad de alguna tragedia humana que pueda suceder, recae sobre las autoridades que se nieguen a atender los reclamos.
Sólo los gobiernos autoritarios, dictatoriales, se han negado a conocer las motivaciones de los huelguistas, porque todo gobierno democrático tiene que estar dispuesto, por mandato legal, a dialogar no únicamente con quienes puedan acudir a tales extremos, sino también con todos los ciudadanos que en forma pacífica reclamen un derecho que consideran se les ha conculcado.
La huelga de hambre de los estudiantes reclamando la libertad de su compañero Julio César Rivas y de todos los presos políticos que existen en el país, la realizaron a las puertas de la Organización de Estado Americanos (OEA), por ser una institución supuestamente formada por países en los que imperan gobiernos democráticos, con la finalidad de tocar sus fibras libertarias y humanas, y para demostrar hasta donde es democrático el gobierno que preside el Comandante Hugo Chávez.
Dejar que muera uno de los huelguistas o que sufra daños irreparables en su salud, es un crimen atribuible a la conducta indiferente, antihumana, antidemocrática de quien gobierna, porque un régimen cuyo origen es democrático, de acuerdo con la Constitución Nacional, tiene la obligación de velar por la salud física y mental de todos los ciudadanos y no sólo de los que sufragaron por el Presidente de la República, por eso no puede ser indiferentes ante el riesgo que corren los huelguistas.
Y ese mismo origen lo obliga a defender los Derechos Humanos, incluso sociales, de la ciudadanía, por lo que el gobierno debió acudir a dialogar con los huelguistas, oír y dar las explicaciones del caso, y así como fue puesto en libertad el joven Julio César Rivas, el Prefecto Metropolitano y los 12 trabajadores de la Alcaldía Mayor deben ser juzgados en libertad.
Y en cuanto a los demás presos políticos y exiliados, el gobierno podría sobreseerles la causa, ponerlos en libertad y permitir el regreso al país, como hizo el Presidente Caldera con el actual Presidente Chávez y con los chavistas que habían huido al Perú en un avión de la Fuerza Aérea, después de un frustrado golpe de estado.

NOBEL PARA OBAMA

Juan Páez Ávila
El Premio Noble, en cualquiera de sus especialidades, siempre ha generado en algunas individuales que se consideran con méritos ganarlo y no lo han logrado, algunas críticas sin mayores repercusiones, pero hay que casos que por intereses políticos o posiciones ideológicas, han provocado un escándalo a escala internacional.
El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz, 2009, al Presidente Barak Obama, además de provocar varias lecturas por analistas y políticos simpatizantes o adversarios del Jefe del Estado norteamericano, ha tenido una repercusión mundial como ningún otro premio de esta naturaleza, ya que el galardonado tiene la responsabilidad de conducir a la todavía primera potencia mundial, en un momento histórico muy complejo y difícil de preservar la paz, cuando hay gobiernos que instrumentan programas para construir nuevas armas atómicas.
Y lo más grave, que hace más complicado el período que le toca presidir a Barak Obama, es que algunos de esos gobernantes, aunque están vigilados por los firmantes del Tratado Mundial contra la proliferación de armas nucleares, amenazan a otras naciones con hacerlas desaparecer del mapa. De allí que lo más espinoso del camino por recorrer del Presidente de los Estados Unidos es la proliferación del terrorismo, defendido por algunos jefes de gobierno en nombre de una democracia en la cual no creen, ni practican de acuerdo con sus postulados fundamentales del pluralismo, el respeto a los Derechos Humanos y la tolerancia política.
Pero, entre las repercusiones verdaderamente históricas que ha generado el otorgamiento del Nobel al Presidente Obama, además los méritos que le han reconocido quienes valoran su llamado al diálogo con el mundo islámico, entre israelitas y palestinos, incluso entre Zelaya y Micheletti y no l invasión a ese pequeño país, están que personalidades políticas que lo adversan como Fidel Castro lo celebre como positivo, y Mijail Gorvachov lo considere como una esperanza para humanidad que cree sinceramente en paz mundial.
La alineación de quienes prohíjan o apoyan el terrorismo, contra la entrega del Nobel de la Paz a Obama, es también una consecuencia importante de ese hecho, como para que nadie se llame a engaño frente a quienes son los auténticos promotores de la violencia en nuestra época. Una cosa comprensible son las reservas que pueden tener algunos analistas o políticos, con relación a que el Presidente de los Estados Unidos apenas comienza su período e incluso se habla de una posible reelección y eso significa muchos años por recorrer, y otra es negarle méritos a hombre que ha impactado al mundo democrático con sus mensajes de reconciliación, de crítica y autocrítica por las responsabilidades mutuas en conductas censurables, por guerras y conflictos sociales provocados por los Estados Unidos y los demás países del globo.

ESCUELAS IN PATRULLAS

Juan Páez Ávila

La protesta nacional contra los intentos del gobierno de imponerle a los venezolanos en pensamiento único a través del control de las escuela y de la educación en general, frenó el uso de las patrullas violentas del oficialismo, y las clases pudieron comenzar aunque con ausentismo de más del 50% de los alumnos debido al deterioro de la mayoría de las instituciones escolares, cuya reparación sí requiere de patrullas de trabajadores para crear condiciones físicas para que los maestros y profesores puedan impartir una educación de calidad, democrática, plural, abierta al progreso de la ciencia, la tecnología y las humanidades de nuestro tiempo.
Si violando la Constitución Nacional y la propia Ley de Educación recientemente aprobada, se presentan a las escuelas patrullas del Partido Socialista Unido del gobierno, sobre todo si uno sólo de sus integrantes va armado, las consecuencias hubieron podido ser graves y peligrosas para la vida misma de niños, padres, representantes y maestros que acudieron a cumplir con sus funciones educativas.
Una cosa distinta y legal sería que el PSUV prepare a sus militantes que tengan hijos en las escuelas, para que acudan a defender el contenido de la Ley de Educación, en un debate que podría resultar altamente positivo, porque cada quien ejerce un derecho, no sólo a discutir sino también a defender sus puntos de vista, buscando la mejor educación para sus representados.
Si sucede lo primero, las patrullas del PUSV podrán atropellar a quienes no compartan sus ideas, pero no podrán convencer a nadie de las bondades de la nueva Ley, y darán comienzo a un año escolar en el que la violencia tratará de imponer un pensamiento unilateral, pero no podrá sustituir el saber de los maestros y el amor de los padres que aspiran a que sus hijos reciban la mejor educación posible, que les abra un futuro de paz y progreso material y espiritual. Y aunque el miedo es libre, el terror no puede educar, y por la defensa de los hijos los padres y representantes es seguro que pierdan el miedo. Las patrullas pueden cerrar escuelas y hasta detener maestros y representantes, pero perderán la batalla por el proceso educativo.
Pero si los dirigentes del PSUV concurren con la decisión de debatir, para convencer a maestros, padres y representantes de la importancia de la nueva Ley, puede y debería darse una confrontación democrática sobre algo tan importante que conviene a todos, incluso a los hijos de los militantes del oficialismo.
Sin embargo, aunque las patrullas chavistas no se presentaron, la primera conclusión que puede derivarse de este comienzo de clases, es que el gobierno no podrá imponer una Ley contra la voluntad de una población, que por diversas razones no la conoce en lo fundamental, y aunque está aprobada, todavía deber ser discutida. La segunda conclusión es que el debate no ha terminado, que continuará hasta que esa Ley se modificada de acuerdo con la opinión de la mayoría de los venezolanos, lo que nos puede llevar lo que queda de este año 2009 y el próximo 2010 cuando sea electa una nueva Asamblea Nacional que responda al pensamiento e intereses de los electores, y no al mandato de Chávez y su camarilla militar.

GUERRA A LOS TACHIRENSES

Juan Páez Ávila

La última declaración del Presidente de la República en la que afirma que no ha llamado a la guerra contra Colombia, sino que ha hecho uso de un viejo adagio que recomienda prepararse para la guerra para lograr la paz, satisfizo al Presidente Uribe, pero no a los tachirenses que han sido sometidos a toda clase a atropellos por la Guardia Nacional para impedir el comercio y la libre circulación en la frontera, además de tener que enfrentar la amenaza de destitución del Gobernador Pérez Vivas, electo por la mayoría de sus paisanos. La guerra será contra el Gobernador y los tachirenses, pero como Chávez se contradice en cada alocución, hay que estar atento a cualquier cambio.
A lo largo de nuestra historia republicana en América Latina se han producido algunas guerras suicidas, que no han cambiado para nada las condiciones infrahumanas en que viven las grandes mayorías que pueblan este subcontinente, y que sólo han servido para modificar parcialmente las fronteras, generalmente en pequeños territorios inhóspitos, para enriquecer a unos cuantos vendedores de armas de desecho, dividirnos y sembrar odios irracionales entre latinoamericanos.
Los peligros de un conflicto armado con Colombia no sólo han producido alarma y preocupación en los círculos políticos y económicos de ambas naciones, sino también el rechazo de más del 80% de la población de nuestros países, que durante más de un siglo han vivido en paz y fraternidad. Y aunque el gobierno de Bogotá haya firmado un acuerdo para que los Estados Unidos usen 7 bases aéreas colombianas para combatir el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares; y Hugo Chávez lo interprete como una amenaza o parte de un plan disuasivo contra su proyecto político de extender la revolución bolivariana al país vecino y a otras naciones del subcontinente, los soldados venezolanos no pueden ni deben ser llevados a una guerra
Venezuela y Colombia tienen gobiernos distintos, diametralmente opuestos, porque los pueblos de ambas naciones los han electo mediante el voto, y entre ambas naciones han existido relaciones económicas de mutuo beneficio y de gran hermandad entre los habitantes de la frontera e incluso de toda la extensión de nuestros territorios. En muchos rubros, especialmente en alimentos, existe una economía complementaria que constituye un avance de integración regional. Incluso la existencia de las FARC, del ELN y de los paramilitares no ha sido obstáculo para que las buenas relaciones entre los gobiernos y de la población fronteriza en general se preserven a lo largo de más de 40 años que Colombia lleva desangrándose en una guerra inútil y estúpida como todas las guerras, agravada por el narcotráfico y la violación de los derechos humanos.
Sin embargo, mientras no se ponga fin a esa confrontación armada en Colombia, los peligros de un enfrentamiento militar entre este país y sus vecinos Ecuador y Venezuela, donde es evidente que buscan refugio y apoyo los principales jefes de las FARC, estarán presentes, pero la alternativa civilizada para evitarla es la negociación diplomática. Para tratar de ocultar esta grave realidad, más los apagones que además de dejar en las tinieblas a millones de venezolanos casi todos los días, ha arruinado a muchos a quienes se les han quemado neveras, cocinas, televisores y otros utensilios hogareños; la falta de agua y de viviendas porque ya no puede culpar al gobierno anterior, porque ese gobierno es el que va desde 1999 hasta al 2005, que lo presidió el mismo, y lo dejó pasar insultando y hablando mal de todos sus adversarios, sin realizar una obra de cierta importancia.
Y como la época no le ayuda, porque las Naciones Unidas prohíben toda amenaza de guerra, la OEA llamó al diálogo, sus aliados como Lula y Rodríguez Zapatero se ofrecieron como mediadores; y aunque la mayoría no cree sus bravuconadas y rechazó en un 80% sus amenazas, no le quedó más alternativa que, como dicen los jóvenes, arrugar.

SIN AGUA Y SIN LUZ

Juan Páez Ávila

Los gobernantes más inexpertos del mundo o que llegan por primera vez al poder lo primero que anuncian y deciden ejecutar como sus principales obras, son aquellas relativas a la dotación de agua potable a la población que los elige, y luz eléctrica para el consumo de esa misma población mediante alumbrado hogareño y funcionamiento de neveras, televisores y otros utensilios de vital importancia en las sociedades moderas, amén de estimular el desarrollo de la pequeña y mediana industria cuando no de la industria pesada y el desarrollo general de las naciones.
Aunque Venezuela es una país pequeño donde habitamos menos de 30 millones de personas, con una inmensa riqueza petrolera que maneja el gobierno, que con una mediana inversión podía resolver los problemas sociales y económicos que heredamos de más un siglo de guerras destructivas y administraciones caudillescas, resulta inconcebible e inaceptable, que después de la muerte del dictador Juan Vicente y de haber comenzado a construir un país moderno, volvamos a los apagones, para no decir a las tinieblas, y al baño con totuma.
No disponer de agua y electricidad suficiente para mantener el nivel de vida que habíamos alcanzado en la segunda mitad del siglo XX, califica a los gobernantes del siglo XXI como los más incapaces –la ineficiencia y la corrupción son nuestros graves problemas, ha dicho Hugo Chávez, en varios programas de Aló Presidente- para administrar los dineros públicos –de todos los venezolanos. La mayoría de los ciudadanos estamos constatando y sufriendo los efectos de un retroceso de varias décadas, en el desarrollo o evolución de los niveles de vida a los que habíamos llegado a lo largo de muchos años. Después de disfrutar de luz eléctrica todo el día, sin dejar de reconocer que había algunas fallas, como sucede en todas las grandes ciudades del mundo, producto de una planificación y una inversión en grades represas como las construidas en el curso del río Caroní y algunas plantas termoeléctricas, no se puede culpar de despilfarradores de energía a los consumidores, cuando lo que todos sabemos, o debemos saber, es que en los últimos 10 años no se hicieron las inversiones que había que hacer, y que estaban programadas desde hace varias décadas.
La falta de agua en las principales ciudades del país, tiene la misma explicación. En los alrededores de Caracas no se ha construido ninguna otra represa para satisfacer el consumo humano de agua, y aunque el verano se haya prolongado algunos meses, durante los mismos 10 años de gobierno del Comandante Chávez, no se tomaron las previsiones necesarias para evitar el racionamiento en toda la ciudad.
Y algo tanto o más grave, fácil de comprobar, sin electricidad y sin agua ningún país del universo se ha podido desarrollar, algo que está escrito en los manuales del comunismo y del capitalismo, por donde lo prefieran releer los responsables de este colapso, y de lo que nos espera, posibles convulsiones sociales por las protestas que se radicalizarán en la medida en que la población no vea solucionados sus problemas, bien por que siga el racionamiento o se agrave.
La culpa de todo este desastre ya no la podrá ocultar el Comandante en Jefe, señalando al gobierno anterior, porque éste corresponde al período constitucional que va de 1999 a 2005, presidido precisamente por Hugo Chávez, el gran responsable por haber nombrado a varios altos funcionarios ineptos y corruptos, que le ríen los chistes y le han robado los dineros a la nación, es decir, a los venezolanos.

PARTIDOS Y SOCIEDAD CIVIL

Juan Páez Ávila

Aunque falta aproximadamente un año para que se realicen las elecciones para los nuevos diputados a la Asamblea Nacional, algunos gobernadores y alcaldes que no fueron electos en los anteriores comicios, y Concejos Municipales, la crispación que se observa en las relaciones de los Partidos Políticos y la Sociedad Civil, obliga a una seria reflexión de las direcciones de los Partidos, en torno a la responsabilidad que tienen de enviarle al país democrático un mensaje de amplitud, tal como lo hicieron en los tiempos del esplendor partidista.
La disputa que ha surgido en la oposición o en la alternativa democrática, entre los Partidos Políticos y la Sociedad Civil tiene su origen en la conducta sectaria, desde hace muchos años, de las direcciones las organizaciones políticas, y sólo puede ser solucionada por sus nuevos dirigentes, que sean capaces de comprender las nuevas realidades creadas no sólo por su derrota en las elecciones de 1998, sino también por el acceso al poder de un militar con la anuencia de quienes consideraban que había que liquidar a los Partidos Políticos y a muchos de sus dirigentes.
Los Partidos fueron feroz y equivocadamente atacados hasta debilitarlos a un extremo que 10 años después no han podido recuperarse a los niveles de volver a conducir la política fundamental del país, incluyendo al PSUV que en vez de dirigir es dirigido por su Comandante en Jefe.
Los Partidos Políticos marcharon durante décadas muy cerca de la sociedad civil, incluso exaltaron grandes figuras del mundo de la ciencia, la tecnología y la cultura en general, muchos de los cuales fueron llevados al Parlamento y a los gabinetes que formaron los triunfadores. La sociedad civil se sintió representada en las organizaciones políticas, de allí que el enfrentamiento de hoy debe ser abordado con la amplitud e inteligencia con que lo hicieron los fundadores de los Partidos, de la democracia y el pluralismo que incluya a muchos representantes de la sociedad civil como candidatos a los Concejos Municipales y la Asamblea Nacional.
La Unidad Perfecta no puede ni debe ser producto de un política monopólica de los Partidos Políticos, que actuaría en contra ellos y contra la alternativa democrática, sino el fruto del reconocimiento de muchos valores democráticos, que no militan en las organizaciones políticas, pero que representan importantes manifestaciones de la Venezuela emergente, tales como estudiantes, empresarios, nuevos sindicalistas y hombres y mujeres que, con vocación de servicio, han permanecido, desde distintos espacios, al lado de los mejores intereses de país. La Sociedad Civil no debe lanzar candidatos ni siquiera por iniciativa propia. Los Partidos Políticos deben presentarlos en sus planchas y circuitos, porque antes y después de las elecciones la responsabilidad es y será de sus dirigentes.
Es necesario que las direcciones de los Partidos Políticos evalúen con amplitud el surgimiento en la Sociedad Civil de un nuevo liderazgo, vinculado a los movimientos estudiantiles, sindicales, gremiales y populares para presentárselos a los electores como la demostración de una política que busca unir a todos los venezolanos de la alternativa democrática y no exclusivamente a los miembros de los aparatos partidistas, que también deben formar parte de los cuerpos legislativos.
La dura experiencia venezolana de 10 años de brutal dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, llevó a los Partidos Políticos fundamentales a entenderse, primero para derrotar al tirano, y segundo para gobernar con la sociedad civil. El Congreso de la República representó, por muchos años, a todos los sectores de la sociedad venezolana. Conjuntamente con los dirigentes políticos, fueron electos dirigentes sindicales, empresariales, académicos y campesinos, que dirimían sus diferencias de enfoque sobre los problemas fundamentales del país, en un debate democrático, en el que funcionaba la mayoría, pero con respeto a la minoría. La sociedad civil se sintió representada, hasta que los Partidos devinieron en maquinarias electorales desvinculadas del soberano, tomó cuerpo la antipolítica y el país cayó en este marasmo de socialismo autoritario, del cual sólo saldremos si los demócratas nos volvemos a unir con la amplitud que el momento histórico nos exige