jueves, 26 de febrero de 2009

EL GRUPO DE RIO

Juan Páez Ávila

A lo largo de nuestra historia republicana en América Latina se han producido alguna guerras suicidas, que no han cambiado para nada las condiciones infrahumanas en que viven las grandes mayorías que pueblan este subcontinente, y que sólo han servido para modificar parcialmente las fronteras, generalmente en pequeños territorios inhóspitos, para enriquecer a unos cuantos vendedores de armas de desecho, dividirnos y sembrar odios irracionales en la conciencia de muchos, que nos alejan de una necesaria integración regional para impulsar el progreso de economías complementarias, que nos permitan acercarnos a los altos niveles de civilización alcanzados por los principales bloques naciones de nuestro tiempo. Y aunque se han dado algunos pasos interesantes y hasta prometedores, como la Comunidad Andina, el MERCOSUR y la integración de Centro América y del Caribe, todavía subsisten serios peligros de que la política integracionista sea sustituida por la hegemonía de las armas, de la guerra fraticida.

Después que el Grupo de Río logró un sorprendente y exitoso acuerdo para frenar la escalada de violencia que amenazaba con desatar una guerra, aunque fuera de opereta, entre Colombia, Ecuador y Venezuela, y retornar la normalidad en las relaciones fraternas de mutuo interés que han existido y deben seguir existiendo entre países vecinos, hermanados por lazos más que históricos, humanos en general, lo pueden convertir en el mejor escenario para contribuir con el gobierno colombiano y la guerrilla a buscar una solución pacífica a la guerra estéril que los enfrenta desde hace varias décadas.
Mientras no se ponga fin a esa confrontación armada en Colombia, los peligros de un enfrentamiento militar entre este país y sus vecinos Ecuador y Venezuela, donde es evidente que buscan refugio los principales jefes de las FARC, estarán presentes, y podríamos volver una situación prebélica en la que las buenas gestiones del Grupo de Río se encuentren ya agotadas o con poca credibilidad, porque las causas que generaron la crisis anterior no hayan sido eliminadas.
Las promesas del Presidente Uribe de no repetir una acción militar que viole la soberanía de Ecuador, para perseguir a los grupos guerrilleros, y las del Presidente Correa, apoyado por el Presidente Chávez, de no permitir en el territorio de ambos países las operaciones de la guerrilla, podrían ser anuladas no sólo por incumplimiento de alguna de las partes, sino también -y ello sería lo más probable e incontenible- si la lucha armada en Colombia continúa y toma otras dimensiones en las que la política sea desbordada por lo militar.
De allí que el Grupo de Río, aunque ha logrado apaciguar los ánimos y el continente democrático se lo agradece y ha celebrado sus buenos oficios, debería asumir, con el beneplácito de los demócratas, las más trascendental e histórica labor: invitar a una reunión extraordinaria y sentar en una mesa de discusión a los más altos representantes del gobierno de Colombia y de las FARC. Ya el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha solicitado su intervención para buscar un acuerdo de paz. Y el Presidente Uribe en una de sus últimas declaraciones, con el sesgo propio de quien aspira un triunfo unilateral, llamó a los guerrilleros a desertar, pero también solicitó un diálogo para buscar la paz definitiva. Si el Grupo de Río interviene, Colombia podría ahorrarse más dolorosos sacrificios humanos y alcanzar la paz, vital para su pueblo y necesaria para sus vecinos.

EL GRAN DEBATE

Juan Páez Ávila

En un país en el que se debate muy poco acerca de las ideas, proyectos y programas que no sólo los candidatos a dirigir los destinos de la nación están obligados a presentar a los electores, sino también los hombres y mujeres que piensan y se preocupan en torno al presente y futuro de nuestra población, un debate entre el candidato presidente Hugo Chávez y el candidato de la unidad nacional Manuel Rosales, podría permitirle a muchos venezolanos evaluar y decidir con mayor conciencia política, quién debe ser el próximo Presidente de la Republica.
Sin embargo, la negativa ya anunciada por el candidato presidente a ese debate, indica que no sólo subestima a su contendor, sino que teme a una confrontación en la que se ventilen las propuestas de ambos y la efectividad de sus gobiernos en el Zulia y en el país. Cuando Manuel Rosales lo desafía a un debate en Televisión, piensa también de antemano que Chávez no lo aceptará, porque el candidato presidente se vería obligado a explicar la ineficiencia de su administración en materia de construcción de viviendas, de la proliferación del delito durante su administración, el enriquecimiento ilícito de muchos de los jerarcas del chavismo que han aprovechadote su gobierno para forjar fortunas de la noche a la mañana y que incluso no pueden ocultar, y en general sobre el desempleo, no obstante los mil millonarios ingresos recibidos por los altos precios del petróleo. El fracaso de la administración del candidato presidente está puesto al descubierto por investigaciones de organismos técnicos nacionales y extranjeros. Y aunque sus principales voceros se han especializado en negarlo, los propios chavistas engañados y descontentos se han encargado de denunciarlo en las frecuentes protestas que realizan en las principales ciudades del país.
Por mucho dominio del escenario mediático, por mucho carisma que ha demostrado el candidato presidente a lo largo de ocho años, su discurso luce agotado, porque su obra administrativa no soporta una comparación con lo realizado, proporcionalmente, por Manuel Rosales en el Zulia, con menos recursos y con muchos obstáculos puestos por el gobierno central. Juan Páez Ávila

En un país en el que se debate muy poco acerca de las ideas, proyectos y programas que no sólo los candidatos a dirigir los destinos de la nación están obligados a presentar a los electores, sino también los hombres y mujeres que piensan y se preocupan en torno al presente y futuro de nuestra población, un debate entre el candidato presidente Hugo Chávez y el candidato de la unidad nacional Manuel Rosales, podría permitirle a muchos venezolanos evaluar y decidir con mayor conciencia política, quién debe ser el próximo Presidente de la Republica.
Sin embargo, la negativa ya anunciada por el candidato presidente a ese debate, indica que no sólo subestima a su contendor, sino que teme a una confrontación en la que se ventilen las propuestas de ambos y la efectividad de sus gobiernos en el Zulia y en el país. Cuando Manuel Rosales lo desafía a un debate en Televisión, piensa también de antemano que Chávez no lo aceptará, porque el candidato presidente se vería obligado a explicar la ineficiencia de su administración en materia de construcción de viviendas, de la proliferación del delito durante su administración, el enriquecimiento ilícito de muchos de los jerarcas del chavismo que han aprovechadote su gobierno para forjar fortunas de la noche a la mañana y que incluso no pueden ocultar, y en general sobre el desempleo, no obstante los mil millonarios ingresos recibidos por los altos precios del petróleo. El fracaso de la administración del candidato presidente está puesto al descubierto por investigaciones de organismos técnicos nacionales y extranjeros. Y aunque sus principales voceros se han especializado en negarlo, los propios chavistas engañados y descontentos se han encargado de denunciarlo en las frecuentes protestas que realizan en las principales ciudades del país.
Por mucho dominio del escenario mediático, por mucho carisma que ha demostrado el candidato presidente a lo largo de ocho años, su discurso luce agotado, porque su obra administrativa no soporta una comparación con lo realizado, proporcionalmente, por Manuel Rosales en el Zulia, con menos recursos y con muchos obstáculos puestos por el gobierno central.

EL GOLPE ELECTORAL

Juan Páez Ávila

No hay pruebas evidentes, o las que han presentado los voceros oficiales son excepcionalmente ridículas, como para inferir que pongan en peligro la estabilidad del gobierno, mediante la consumación de un golpe de Estado militar o cívico militar. Lo que sí es evidente que desestabiliza al Presidente de la República y en especial a los chavistas duros que no creen en la alternabilidad en el poder, es la proximidad de un inevitable golpe electoral que el 23 de noviembre le propinará la mayoría de los venezolanos en las principales gobernaciones y alcaldías del país.
El golpe electoral parece ineludible porque después de 10 años de gobierno del Presidente Chávez y en particular de sus gobernadores y alcaldes, a quienes la opinión pública en cada una de sus respectivas jurisdicciones va enjuiciar mediante el voto universal, directo y secreto, según todas las encuestas conocidas, son repudiados por su ineptitud para administrar los dineros públicos y por su corrupción inocultable y en muchos casos ostentosa.
E incluso, aunque el Comandante en Jefe logre convertir las elecciones regionales y municipales en un plebiscito, el golpe electoral tendrá una contundencia similar, porque la administración central también ha sido y es cuestionada por la incapacidad y la corrupción que se eleva a la enésima potencia, al extremo de quedar al desnudo hasta fuera de nuestras fronteras. Esa misma administración centralista ocupa uno de los últimos lugares en el mundo en materia de eficacia y transparencia, y uno de los primeros en el manejo inescrupuloso de más de 700 mil millones de dólares durante los diez años de gobierno. No hay mayores posibilidades de que los estrategas electorales del chavismo logren ocultar el fracaso de una revolución de papel sustentada en un discurso demagógico y populista, que consiguió engañar por varios años a un buen sector depauperado de la población, asustar a la clase media dirigente con el exterminio y a los productores con la confiscación o expropiación de sus bienes.
Ese discurso incendiario, “antiimperialista” del Comandante Chávez ha perdido gran parte de su conexión con los sectores populares, que en poco tiempo descubrieron la manipulación de que eran objeto y hoy protestan casi todos los días en diferentes ciudades del país, por el incumplimiento de sus promesas. El discurso nacionalista se ha agotado con el empobrecimiento de la clase media, víctima de la inflación y los bajos sueldos, y por la quiebra de más de la mitad de las industrias que existían para 1998 cuando asciende al poder. Todo el país ha observado con perplejidad cómo se gastan miles de millones de dólares en armamento, mientras el territorio nacional es ocupado por el hampa, el narcotráfico y el sicariato, haciendo del robo y el asesinato la gran tragedia de los venezolanos en esta última década.
Y por si no fueran suficientes los trágicos males que estrangulan la vida de los venezolanos en nuestras fronteras, los boliburgueses nacidos y enriquecidos ilícitamente en los intríngulis del gabinete del Comandante en Jefe, mediante el cobro de comisiones, la compra de los bonos basura, el contrabando de dólares para financiar campañas noviembre. electores en otros países con dinero de PDVSA, y detenidos en los Estados Unidos, cuentan cómo se hicieron ricos en pocos meses y con quienes compartieron el dinero producto del tráfico ilegal. En síntesis, la delincuencia organizada desde las alturas del poder y la acusación, aún por probar desde luego, de tráfico de drogas de los más altos jefes de inteligencia del régimen, hacen indetenible el GOLPE ELECTORAL del 32 de

EL FRACASO DEL REFERENDO

Juan Páez Ávila

La abstención de más del 95% de los electores que deberían concurrir a expresar su opinión favorable o no, acerca del revocatorio del mandato de gobernadores, alcaldes y diputados regionales, solicitado por sectores del chavismo, seguramente atendiendo al llamado del Presidente de la República en varias de sus alocuciones dominicales, es una evidente manifestación de indiferencia y rechazo a la voluntad del Comandante en Jefe. El indiscutible fracaso de la decisión del Presidente Chávez de salir de algunos gobernadores y alcaldes que ya no le resultan claramente obsecuentes, sólo fue publicitaria y virtualmente opacado por la insurgencia estudiantil contra la tendencia autoritaria del régimen, que sorprendió a la mayoría de los venezolanos, especialmente al alto gobierno.
En cualquier país democrático una abstención electoral que supere el 95% de los sufragantes, provocaría un profundo debate en torno a las causas que la generan. En nuestro país es indudable que el uso abusivo del poder a través de las listas Tascón, se ha convertido en una amenaza contra todo venezolano que pretenda expresar libremente su opinión contra algún alto funcionario público, que lo puede destituir de algún cargo oficial o cerrarle toda posibilidad de ejercer plenamente sus derechos constitucionales. De allí que la indiferencia y el rechazo a participar en un proceso electoral se pueda interpretar también como una expresión de desconfianza en el Consejo Nacional Electoral, que por su falta de equidad, termine entregándole al gobierno la lista de los firmantes para la discriminación y el chantaje políticos.
Ni el llamado del Presidente Chávez ni el despilfarro de aproximadamente 40 mil millones de bolívares por parte del CNE, fueron suficientes para movilizar siquiera un 10% de los electores chavistas. Y si a esto agregamos que según las últimas encuestas más del 80% de los venezolanos manifiesta que no está interesado ni dispuesto a votar por la Reforma Constitucional, el fracaso del gobierno puede ser peligrosamente catastrófico, si persiste en su política de agresión contra todo el que disienta de su orientación hacia un pensamiento único.
El fracaso de los referendos a gobernadores y alcaldes y la insurgencia estudiantil en defensa de los derechos ciudadanos, no son los únicos graves y grandes acontecimientos que se han producido en lo que va del año 2007. La embriaguez de poder que produjo en el Presidente Chávez el resultado electoral del 3 de diciembre del 2006, al recibir más del 60% de los votos, lo ha conducido a espinosos errores políticos, que a su vez han generado reacciones muy visibles como las protestas de los estudiantes universitarios y la desobediencia de millones de chavistas a votar en los referendos. Pero existen otros problemas sociales y políticos, creados por los ¨motores de la revolución¨, que pueden estallar en los próximos días o meses y sobre los cuales habrá que pronunciarse más adelante.

EL FRACASO DEL REFERENDO

Juan Páez Ávila

La abstención de más del 95% de los electores que deberían concurrir a expresar su opinión favorable o no, acerca del revocatorio del mandato de gobernadores, alcaldes y diputados regionales, solicitado por sectores del chavismo, seguramente atendiendo al llamado del Presidente de la República en varias de sus alocuciones dominicales, es una evidente manifestación de indiferencia y rechazo a la voluntad del Comandante en Jefe. El indiscutible fracaso de la decisión del Presidente Chávez de salir de algunos gobernadores y alcaldes que ya no le resultan claramente obsecuentes, sólo fue publicitaria y virtualmente opacado por la insurgencia estudiantil contra la tendencia autoritaria del régimen, que sorprendió a la mayoría de los venezolanos, especialmente al alto gobierno.
En cualquier país democrático una abstención electoral que supere el 95% de los sufragantes, provocaría un profundo debate en torno a las causas que la generan. En nuestro país es indudable que el uso abusivo del poder a través de las listas Tascón, se ha convertido en una amenaza contra todo venezolano que pretenda expresar libremente su opinión contra algún alto funcionario público, que lo puede destituir de algún cargo oficial o cerrarle toda posibilidad de ejercer plenamente sus derechos constitucionales. De allí que la indiferencia y el rechazo a participar en un proceso electoral se pueda interpretar también como una expresión de desconfianza en el Consejo Nacional Electoral, que por su falta de equidad, termine entregándole al gobierno la lista de los firmantes para la discriminación y el chantaje políticos.
Ni el llamado del Presidente Chávez ni el despilfarro de aproximadamente 40 mil millones de bolívares por parte del CNE, fueron suficientes para movilizar siquiera un 10% de los electores chavistas. Y si a esto agregamos que según las últimas encuestas más del 80% de los venezolanos manifiesta que no está interesado ni dispuesto a votar por la Reforma Constitucional, el fracaso del gobierno puede ser peligrosamente catastrófico, si persiste en su política de agresión contra todo el que disienta de su orientación hacia un pensamiento único.
El fracaso de los referendos a gobernadores y alcaldes y la insurgencia estudiantil en defensa de los derechos ciudadanos, no son los únicos graves y grandes acontecimientos que se han producido en lo que va del año 2007. La embriaguez de poder que produjo en el Presidente Chávez el resultado electoral del 3 de diciembre del 2006, al recibir más del 60% de los votos, lo ha conducido a espinosos errores políticos, que a su vez han generado reacciones muy visibles como las protestas de los estudiantes universitarios y la desobediencia de millones de chavistas a votar en los referendos. Pero existen otros problemas sociales y políticos, creados por los ¨motores de la revolución¨, que pueden estallar en los próximos días o meses y sobre los cuales habrá que pronunciarse más adelante.

EL FORO CHAVISTA

Juan Páez Ávila

En las discusiones y conclusiones del Foro Social Mundial se reflejó claramente el control que el gobierno del Presidente Chávez logró sobre los pronunciamientos fundamentales de los asistentes a lo que algunos creyeron, y otros siguen creyendo, que era la contrapartida al Foro Económico de Davos.
Mientras de Davos se discutía el crecimiento de las economías de China, India y Brasil como un fenómeno auspicioso para encontrarle solución al problema del desempleo y la pobreza en el mundo, en el Foro Social Mundial se censuraba al Presidente Lula y a sus colegas Kirchner de Argentina y Vásquez de Uruguay como “cobardes reformistas”, y se aplaudía a Chávez como la encarnación del líder de la revolución socialista del siglo XXI.
La condena al militarismo en el mundo, especialmente en los Estados Unidos por la invasión a Irak y la permanencia de sus tropas en ese país, exceptuó la militarización del gobierno del Presidente Chávez, no sólo por la presencia de numerosos militares en cargos de la Administración Pública, algunos de los cuales han sido eficientes, sino también por la anulación de las instituciones civiles, que obedecen con disciplina militar al Jefe del Estado.
La denuncia del imperialismo norteamericano y del capitalismo en general como sistemas perversos de explotación del hombre por el hombre, excluyó la asociación del Presidente Chávez con el capitalismo transnacional, a cuyas empresas vendió el 49% del petróleo existente en los pozos de PDVSA, en lo que antes prestaban un servicio para extraerlo y entregárselo a nuestra principal empresa. Y aunque PDVSA conserva el 51% de las reservas, las transnacionales son ahora dueñas del 49% del petróleo extraído y lo pueden vender al mejor postor. Seguramente los asistentes al Foro Social Mundial no se informaron que el Presidente Chávez negoció con las translaciones el gas del Delta y gran parte del petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco.
En conclusión, el FSM dejó claro que hay “Dos Izquierdas”, la “reformista y cobarde” de Lula, Kirchner y Vásquez y la revolucionaria de Chávez.

EL FLAGELO DE LA VIOLENCIA

Juan Páez Ávila

Uno de los terribles flagelos que afectan a la sociedad contemporánea a escala universal es el secuestro y el asesinato de niños, mujeres, ancianos y seres humanos en general, inocentes, que no participan en ninguna guerra y que resultan víctimas de una maquinaria mortífera que el dogmatismo y el fanatismo utilizan para aterrorizar a la población civil. De allí que muchos países democráticos hayan tenido que aprobar leyes antiterroristas para enfrentar la acción vandálica de agrupaciones criminales sin rostros u ocultas en falsas posiciones revolucionarias.
En este contexto mundial el llamado del Presidente de la República, Hugo Chávez, a los diferentes Jefes de Estado del mundo a reconocer como insurgentes y no terroristas a las FARC y al ELN de Colombia, pareciera formar parte de una política del Comandante en Jefe tendiente a agravar las ya precarias relaciones diplomáticas con el Presidente Álvaro Uribe, sin percatarse que en esta materia el pueblo colombiano no sólo rechaza en un altísimo porcentaje las prácticas deshumanizadas en que ha caído la guerrilla en los últimos años, sino que también ha sido víctima de acciones crueles, violentas contra la población civil, que no participa en la confrontación armada, y que el mundo democrático combate y cataloga de terroristas.
Por la experiencia terrible que viven los colombianos, e incluso muchísimos venezolanos en las zonas fronterizas, esa proposición del Presidente Chávez recibió el rechazo expreso o implícito en las respuestas que le dieron diferentes Jefes de Gobierno en América y en Europa. Aceptando que el Presidente Chávez quiere contribuir a encontrar fórmulas políticas para alcanzar una paz definitiva en Colombia, escogió una vía equivocada, que podría tener efectos contrarios y avivar las llamas de una posible guerra entre nuestras naciones, que la celebrarían los vendedores de armas, pero la sufrirían los pueblos que liberó Simón Bolívar. Una cosa distinta hubiera sido que el Presidente Chávez explorara privadamente con el Presidente Uribe y con los Jefes de la guerrerilla, un posible acuerdo de paz, previo compromiso de ambos contendientes a respetarlo, y recibiera la autorización de hacerlo público. Que el mundo democrático se enterara que su intermediación se extendería más allá de lograr la justa y humanitaria liberación de dos damas secuestradas durante 5 años, para lo cual existió previo acuerdo con el Presidente de Colombia y los jefes guerrilleros. Este precedente ha podido servirle de guía en la materia, para avanzar hacia un acuerdo de paz definitivo, que es lo que aspira el pueblo colombiano y requieren los países vecinos.
El Presidente Chávez sólo apeló a su voluntad o a sus planes personales, que los venezolanos no conocemos, con el grave peligro que nos puede arrastrar a un conflicto bélico de dimensiones internacionales, en el que él recibiría el apoyo de Cuba, si es que Raúl Castro no piensa distinto a Fidel, y Uribe el de los Estados Unidos. Si eso forma parte del proyecto político del Comandante en Jefe, el país debe conocerlo y analizarlo para determinar si lo acompaña en lo que son los muchos los factores que indican que puede ser un suicidio.
Si el Presidente consultara se enteraría que nuestros pueblos quieren paz, no violencia.

EL FINAL DE LAS DICTADURAS

Juan Páez Ávila

No obstante el final trágico de todas las dictaduras que por diversas circunstancias el hombre las ha asumido y practicado con la tesis de que en un momento determinado se justifican para mantener el orden público y hasta para impulsar cierto progreso, algunos personajes mesiánicos, autoritarios y militaristas han persistido en tratar de imponer su hegemonía individual generalmente apoyado por un grupo de oportunistas o partidarios del llamado gendarme necesario. Esa violencia policial, militar o aparentemente legal en la que se han apoyado los dictadores, siempre ha encontrado resistencia en la naturaleza humana y libertaria de hombre.
En el hemisferio occidental se consolida, aunque con algunos serios tropiezos que han dejado una lamentable estela de violación de los derechos humanos, el sistema democrático que desde la revolución francesa con la conquista de la libertad, justicia e igualdad, el hombre -y la mujer desde luego en esta época- se han empeñado en establecer como forma civilizada de convivencia en la sociedad. Después de la derrota del nazismo y del fascismo en Alemania e Italia y el derrumbe de la Unión Soviética, para mencionar los ejemplos de mayor repercusión mundial, la humanidad se inclina a buscar solución a sus problemas económicos y sociales en un régimen en el que la pluralidad y el respecto entre los adversarios, permita dilucidar sus diferencias en libertad.
En nuestro subcontinente latinoamericano, lo que el escritor Mario Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta para referirse a la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México, mediante el control de los Poderes Públicos y de la sociedad en general por parte del Poder Ejecutivo, no sólo se desplomó en la nación mexicana, sino que con los recientes resultados electorales escrutados en Paraguay, también han finalizado más de 60 años de hegemonía de la Partido Colorado, con lo que queda demostrado que toda dictadura es imperfecta por lo derrotable a corto o largo plazo. Tanto la dictadura sostenida mediante la represión brutal contra quienes piensan distinto, como aquella que pretende lavarse el rostro oscuro de la violencia, exhibiendo una fachada democrática por su origen electoral, pero controlando todos los poderes y la sociedad en general sin contrapesos legales, han sido derrotadas por la voluntad libertaria del ser humano.
De allí lo que comienza a observarse y a conocerse en Cuba como un giro lento pero irreversible hacia una apertura a la convivencia en un régimen de mayores libertades económicas, con la evidente inclinación a abrir otros caminos hacia la libertad política, en la que ya comienza a oírse y a leerse la palabra de Fidel Castro como parte de una voz importante, pero no de un mandato. De lo primero que habló el nuevo gobernante, Raúl Castro, fue de la necesidad de eliminar prohibiciones estériles como las estricciones a transitar libremente por la isla, ver televisión o ingresar a Internet. ¿De qué han servido 50 años de dictadura, reprimiendo a la disidencia por considerarla agente del imperialismo, para al final volver con mucha cautela al sistema democrático?
Y en nuestro país, después de 9 años de una supuesta revolución para crear un hombre nuevo, nos encontramos con más inseguridad, más corrupción y menos producción de alimentos que nos obliga a la importación de más de 70% de lo que consumimos; el déficit de viviendas es mayor, cerca de 2.000.000 de unidades habitacionales, y una dependencia del petróleo y sus altos precios no ha hecho más rentistas y atrasados, en comparación con pequeños países que no tienen petróleo pero han sabido ahorrar e invertir para aumentar su producción y ser menos dependiente del extranjero. Después de 9 años de un ya largo intento de imponer una autocracia, resistida por la sociedad civil, se nos abre la posibilidad de un triunfo de la oposición, como lo indican las encuestas, por lo cual debemos prepararnos para la reconciliación de todos los venezolanos y una convivencia pacífica, civilizada, con el chavismo.

miércoles, 25 de febrero de 2009

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE

Juan Páez Ávila

El recurso más valioso con que ha contado el Presidente Chávez para vincularse con los sectores populares y con la sociedad nacional e internacional en general, sin duda alguna que ha sido su discurso de contenido populista y aparentemente revolucionario, que le ha permitido por cerca de 10 años de gobierno atraer la atención de la mayoría de sus interlocutores, el respaldo de un importante porcentaje de la población y el asombro hasta el temor de muchos de sus adversarios, que no podían determinar su intención de cambio pacífico o de guerra sin cuartel. Transcurrido los primeros 8 años de un ejercicio de gobierno entre promesas para unos y amenazas para otros, entre pasos atrás y luego adelante según los indicadores de su olfato político y convicciones ideológicas, el país ha comenzado a evaluarlo más por los resultados de su gestión administrativa, que por su verbo, todavía encendido, pero cada vez menos convincente.
La mayoría de los pobres, a quienes logró sacar del clóset para enrostrarles su miseria a los gobernantes que le precedieron, acusándolos de corruptos en el manejo de los dineros públicos, y de haberlos abandonado a su suerte para atender exclusivamente sus intereses personales, los de la oligarquía económica que había contribuido a elevarlos al poder y al imperio americano, siguen siendo pobres, con la excepción de los que Dietrich, su asesor ideológico, ha señalado como la boliburguesía que surgió al amparo de la corrupción, y que constituye una burla a ese pueblo que creyó en sus promesas de cambio.
Y el otro sector de los venezolanos que temió la llegada del comunismo y por lo tanto la confiscación de sus propiedades, ha sufrido los embates de la arbitrariedad y del militarismo, que desde el poder ha ejercido el gobierno del Comandante Chávez para obligarlos a vender sus bienes personales, para fortalecer un Estado capitalista y la nueva oligarquía del dinero formada por amigos y partidarios del Presidente, que se ríen del socialismo del siglo XXI que les permite enriquecerse rápida e ilegalmente.
Entre los pobres de siempre y los nuevos ricos, el discurso del Presidente se desvanece por fantasioso y demagógico. Los primeros lo abandonaron el 2/D y lo repetirán el 23/N. Los segundos alistan sus maletas para ir a disfrutar sus habilidades inescrupulosas para enriquecerse.

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE

Juan Páez Ávila

Sin ser candidato a gobernador ni a alcalde, el Presidente de la República ha asumido el papel del primer y único orador del oficialismo en las capitales de estado que ha visitado hasta ahora, dejando una estela de agresividad y ofensas contra algunos candidatos de la oposición, incluyendo los disidentes del PPT y del PCV, a quienes las encuestas registran como posibles ganadores en las elecciones del 23 de noviembre, y dejando al descubierto las debilidades electorales de sus favoritos y el temor que tiene a perder el control de varias gobernaciones y alcaldías.
Y aunque el país y el mundo políticos conocen el tono altisonante del discurso del Comandante en Jefe, lo que estamos presenciando en esta campaña electoral es algo nunca visto en Venezuela y posiblemente en América Latina, no sólo por el irrespeto del Presidente a algunos candidatos de la oposición, sino también la sustitución que hace de sus pupilos en una elección regional y local, haciendo ofertas de un candidato presidencial. Sus escogidos no hablan ni tienen nada qué ofrecer a sus electores, y su comandante trata de convertir la elección en un plebiscito, como para no dejar dudas que él es el jefe único y que los gobernadores y alcaldes que elija el PSUV, son sus subalternos y no los representantes de sus electores.
La presencia de Chávez al frente de la campaña de los candidatos del PSUV para gobernaciones y alcaldías ha dado lugar a varias lecturas, que vamos hacia una tiranía, que no pasará nada distinto a lo que hemos vivido durante su mandato y que el lenguaje ofensivo que utiliza es para amedrentar a la oposición y provocar una gran abstención de los electores indecisos. Lo que queda confirmado es lo dicho por Diosdado Cabello, que sin Chávez, él y lo demás candidatos del PSUV no pasarían de un 3% de los votos válidos, lo cual puede ser una exageración porque las encuestas hablan de diferencias muy pequeñas, pero se trata de un mensaje a los chavistas para que no continúe la disidencia, que podría convertirse en una diáspora incontenible, sin la voz de mando de su comandante único y supremo.
En pocos días todo quedará despejado, la oposición ganará varias gobernaciones y alcaldías y Chávez seguirá en la Presidencia de la República, amenazando o negociando sobre la aplicación o posible referendo acerca de constitucionalidad las 26 leyes habilitantes, de acuerdo a los porcentajes obtenidos en las elecciones.

EL DISCURSO DE CHAVEZ

Juan Páez Ávila

En los días finales de la campaña electoral para elegir autoridades regionales y municipales, el país ha sido testigo del más virulento e injurioso discurso de Hugo Chávez para tratar de descalificar a los candidatos de la oposición con más posibilidades de ser electos en esos comicios; incluso de acusaciones ante los poderes públicos controlados por el jefe único de la revolución bolivariana, con la evidente finalidad de inhabilitarlos para continuar participando en la campaña electoral y dejarle libre el escenario a sus ineptos, corruptos e incondicionales candidatos escogidos a dedo contra la voluntad hasta de los militantes del PSUV.
Sin ser candidato a gobernador ni a alcalde, el Presidente de la República ha asumido el papel del primer y único orador del oficialismo en las capitales de estado que ha visitado hasta ahora, dejando una estela de agresividad y ofensas contra algunos candidatos de la oposición, incluyendo los disidentes del PPT y del PCV, a quienes las encuestas registran como posibles ganadores en las elecciones del 23 de noviembre, y dejando al descubierto las debilidades electorales de sus favoritos y el temor que tiene a perder el control de varias gobernaciones y alcaldías.
Y aunque el país y el mundo políticos conocen el tono altisonante del discurso del Comandante en Jefe, lo que estamos presenciando en esta campaña electoral es algo nunca visto en Venezuela y posiblemente en América Latina, no sólo por el irrespeto del Presidente a algunos candidatos de la oposición, sino también la sustitución que hace de sus pupilos en una elección regional y local, haciendo ofertas de un candidato presidencial. Sus escogidos no hablan ni tienen nada qué ofrecer a sus electores, y su comandante trata de convertir la elección en un plebiscito, como para no dejar dudas que él es el jefe único y que los gobernadores y alcaldes que elija el PSUV, son sus subalternos y no los representantes de sus electores.
La presencia de Chávez al frente de la campaña de los candidatos del PSUV para gobernaciones y alcaldías ha dado lugar a varias lecturas, que vamos hacia una tiranía, que no pasará nada distinto a lo que hemos vivido durante su mandato y que el lenguaje ofensivo que utiliza es para amedrentar a la oposición y provocar una gran abstención de los electores indecisos. Lo que queda confirmado es lo dicho por Diosdado Cabello, que sin Chávez, él y lo demás candidatos del PSUV no pasarían de un 3% de los votos válidos, lo cual puede ser una exageración porque las encuestas hablan de diferencias muy pequeñas, pero se trata de un mensaje a los chavistas para que no continúe la disidencia, que podría convertirse en una diáspora incontenible, sin la voz de mando de su comandante único y supremo.
Si embargo, la dinámica interna de todas las crisis políticas que se presentan en los partidos cuando algunos de sus jefes engañan por mucho tiempo, por 10 años por ejemplo, a sus seguidores, que les han brindado confianza y han esperado pacientemente por el cumplimiento de las promesas de cambio social, y son descubiertos y denunciados realizando negocios ilícitos para beneficio personal, esa dinámica hace implosión en esas organizaciones políticas.
En pocos días todo quedará despejado, la oposición ganará varias gobernaciones y alcaldías, propiciándole una segunda derrota a la política centralista y autocrática de Chávez, quien seguirá en la Presidencia de la República, amenazando o negociando sobre la aplicación o posible referendo acerca de constitucionalidad las 26 leyes habilitantes, de acuerdo a los porcentajes obtenidos en las elecciones.

EL DILEMA DE LAS FARC

Juan Páez Ávila
El pronunciamiento de la mayoría de los países miembros de la OEA en favor de la paz entre los colombianos, puede ser el mejor y más oportuno aporte de las democracias latinoamericanas, para poner fin a un conflicto sangriento que durante varias décadas no ha encontrado un interlocutor ni una vía adecuada para convencer a los contendientes de la necesidad de un diálogo sincero que le devuelva la paz a la hermana República.

La muerte del segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, que para algunos conocedores de la realidad colombiana era el primero, porque Manuel Marulanda parece estar muy enfermo y prácticamente retirado del mando supremo de esa guerrilla, le debe crear a los principales comandantes y a sus seguidores, un dilema parecido al que generó en el movimiento guerrillero venezolano que seguía en armas para ese momento -y seguramente el de otros países latinoamericanos- guardando las diferencias, la detención y muerte del Ché Guevara en la selva boliviana: continuar en la lucha armada o buscar una salida pacífica, sin renunciar a sus ideas y objetivos fundamentales.
Después de más de 40 años de guerra fraticida, sin poder avanzar hacia la meta de tomar el poder, sino por lo contrario, haber tenido que replegarse hacia la selva fronteriza con Ecuador, Brasil y Venezuela, donde por una combinación de inteligencia y una sofisticada tecnología militar, pierden a su más activo comandante, los tiene que sentar a discutir cómo enfrentar esta nueva realidad, pues, aunque habían sufrido otras bajas, ninguna del alto nivel en el mando como esta última.
La primera reacción de continuar con las negociaciones para un canje humanitario de secuestrados y prisioneros de guerra, podría ser un indicador de que pueden avanzar hacia una acuerdo de paz, y deje muy parado al Presidente Chávez, quien se apresuró a terciar en un pleito que no es de los venezolanos, a movilizar tropas hacia la frontera con Colombia y a amenazar con los aviones Sukhoi de reciente adquisición, y en los que posiblemente todavía se estén entrenando los pilotos de nuestra Fuerza Aérea.
Para los comandantes de las FARC la continuación de una guerra que cada día reduce más su capacidad de movilización y los ha llevado a la pérdida de su principal conductor político, diplomático y militar, depende de la evaluación de sus propias fuerzas en comparación con las de enemigo. De muy poco les pueden servir las amenazaras e insultos del Presidente Hugo Chávez al Presidente Uribe, que por lo repetitivo ya forman parte de una maniobra política interna, para tratar de recuperar su menguado y decadente prestigio, ante la posibilidad de una segunda derrota electoral el próximo mes de noviembre.
Sufrir los efectos de la superioridad operativa que demostró el ejército de Colombia, aún violando el territorio ecuatoriano, por lo cual vendrán excusas y arreglos diplomáticos, no es para contrarrestarlo con amenazas desde un programa de televisión.
Ahora la corresponde al gobierno colombiano, una vez aceptadas las excusas por el gobierno ecuatoriano, ofrecer garantías y respeto a la vida y a la participación de los guerrilleros que se acojan a una política de paz, en el engranaje institucional de la democracia. Si existe voluntad política para ampliar y preservar la democracia, éste momento podría ser definitivo para un cese al fuego y dar paso a una tal vez larga negociación por la paz de Colombia, en la que participen y sean garantes de la misma, los países que han llamado a la cordura, a la reflexión de los contrincantes, a callar los tambores de la guerra y abrirle cauce a las bandera de la paz. No más heridos, no más perseguidos por sus ideas políticas, no más sangre ni muertos en Colombia y en toda nuestra América Hispana. La paz es el escenario para el progreso y nuestra incorporación al mundo civilizado.

NO A LA VIOLENCIA

Juan Páez Ávila

Los estudiantes universitarios no sólo lograron tener un rol protagónico, al lado de los partidos políticos y otras organizaciones democráticas del país en las elecciones para rechazar la Reforma a la Constitución Nacional propuesta por el Presidente de la República, sino que también convencieron a muchos pesimistas de que la lucha pacífica y el voto son las armas más poderosas que tiene la mayoría de los venezolanos para derrotar la tendencia autoritaria del gobierno.
De allí que una de las consecuencias que se deriva del triunfo del NO en las elecciones del 2 de diciembre, y tal vez una de las de mayor contenido cívico, es el desarme del espíritu agresivo de algunos de los integrantes de los grupos para policiales que no sólo hirieron a muchos manifestantes pacíficos, particularmente estudiantes, en los días previos al Referendo, sino que amenazaban con propiciar un conflicto violento de proporciones incalculables en el país.
Estimulados por un discurso excluyente que ha considerado al adversario político como un enemigo al que se ha de destruir, y armados irresponsablemente por algunos altos funcionarios, en la creencia de que obedecerían vertical y ciegamente sus órdenes, muchos de esos venezolanos, trabajadores la mayoría en Alcaldías y Gobernaciones, se encontraron el 2 de diciembre con que una multitudinaria concurrencia a las urnas electorales derrotó pacíficamente a su Comandante en Jefe, y celebró el triunfo llamando a la reconciliación de los venezolanos.
Una vez conocidos los resultados electorales comenzó a percibirse una atmósfera política de menor tensión, que dio inicio a un desarme mental, que debe preservarse como expresión de una conducta civilizada de quienes portando, incluso armas de guerra, no se sientan inclinados a utilizarlas contra la ciudadanía que manifiesta pacíficamente. En una democracia avanzada, que perfecciona su funcionamiento en un Estado de Derecho, una parte de la población recibe autorización para portar armamento y emplearlo en defensa de la soberanía nacional, y contra la delincuencia cuando ésta se resiste a atender y reconocer la autoridad legítimamente constituida.
Lo que parece sencillo en la teoría aunque no de fácil aplicación en la práctica, un acto de profundo contenido democrático y pacífico como el realizado el 2 de diciembre pasado, resulta ser parte de un aprendizaje para convivir en un contexto de respeto mutuo y de tolerancia en la expresión de ideas diferentes.
Una disidencia como la expresada por el grupo PODEMOS, el General Raúl Baduel y Marisabel Rodríguez, llamando a respetar el texto de la Constitución Bolivariana de Venezuela, por un socialismo democrático, es un rechazo a la arbitrariedad y a la violencia política, un NO a la guerra entre los venezolanos, para lo cual hay que avanzar en el desarme mental de quienes militan en los extremos.

LA CRISIS AGRICOLA

Juan Páez Ávila

Después de aproximadamente 8 años de abandono del programa agrícola que presentara el primer ministro de Agricultura y Cría, Alejandro Riera, al Presidente Chávez, en el que se hacía énfasis en darle prioridad a la producción de algunos rubros como el arroz, el café, el cacao, el aceite de la Palma Africana, la caña de azúcar y otros altamente competitivos por las condiciones del campo venezolano, y vitales para el desarrollo de la agroindustria, el país entró en una profunda crisis agrícola que hoy estamos presenciando. El cambio en la política agrícola, expresada en lo fundamental en la expropiación y hasta confiscación de fincas productivas, agravó de tal manera las fallas en la producción del campo, que inevitablemente conduciría al desabastecimiento de los alimentos básicos para la dieta del venezolano.
En el último Aló Presidente el Comandante en Jefe culpó al Presidente Bush de dirigir un plan para desestabilizar su gobierno, mediante el desabastecimiento de los principales productos de consumo humano y provocar el descontento entre los venezolanos que tienen serias dificultades para encontrarlos, aunque continúa el intercambio de petróleo nuestro por toda clase de mercancías industrializadas y hasta materias primas desde el imperio.
La credibilidad del Presidente Chávez cae irremediablemente por buscar un enemigo a quien echarle las culpas de todos los males que afectan la economía y la vida de los venezolanos, y no pedirle a sus asesores que le indiquen cuál es la política que el gobierno debe ejecutar para encontrar la solución. En el caso del desabastecimiento de los productos agrícolas, la razón es evidentemente muy sencilla. Los productores del campo han sido despojados de tierras en plena producción y muy pocos de latifundios, con lo cual han dejado de fluir hacia los mercados decenas de rubros agrícolas y millones de kilogramos de los mismos.
Si la lucha la emprende el Presidente de la República contra los latifundios -tierras improductivas- y las pone en manos de campesinos preparados para su explotación y una buena administración, no sólo hubiera aumentado la producción y abastecido a los europeos , y con más de 100 mil millones de dólares el gobierno norteamericano.consumidores, sino que también tendría el apoyo de la mayoría de los venezolanos y posiblemente estaríamos exportando algunos de esos productos a los grandes mercados internacionales.
Pero la ocupación de fincas productivas, que inmediatamente dejaron de producir, y las constantes amenazas contra la agroindustria a los pocos productores que todavía exponen sus vidas en el trabajo del campo, acosados por el abigeato -robo de ganado- el cobro de vacunas por guerrilleros y paramilitares que pululan en la frontera e incluso más acá, cuando no son víctimas del secuestro, sólo han servido para que los productores continúen abandonando sus tierras, y por lo tanto generando más desabastecimiento en las ciudades.
En el mundo no han encontrado otra manera de combatir el desabastecimiento, que aumentando la producción e incluso subsidiando a los productores como lo hacen la Unión Europea y Estados Unidos, con más de 100 mil millones de euros al año los países
Con la importación de más de 70% de los alimentos que se consumen en el país, se resuelve transitoriamente el problemas del desabastecimiento, mientras existan los altos precios del petróleo, pero si no hay un cambio en la política agrícola del gobierno, que garantice la propiedad privada y cree condiciones que den garantías jurídicas y estímulos a los productores la crisis agrícola se profundizará en los próximos años. Con la importación el gobierno del Presidente Chávez ayuda a los productores de otros países, mientras desaparece gran parte de nuestra agricultura.

EL DEBATE JUVENIL

Juan Páez Ávila

El debate entre los jóvenes Yon Goicoechea y Héctor Rodríguez realizado en los estudios de Globovisión sobre la problemática nacional y en particular acerca del rol de las nuevas generaciones venezolanas, en el presente y futuro del país, constituye un hecho trascendental contra el pensamiento único y la intolerancia política. Producto de una nueva manera de hacer política impuesta por la presencia masiva de estudiantes universitarios y liceístas en las calles de las principales ciudades de Venezuela, reclamando garantías para ejercer la libertad de expresión y de comunicación, este primer debate permitió conocer más sosegadamente las ideas de dos representantes de corrientes políticas distintas, expresadas democráticamente. Algo así como lo que debería ser nuestra sociedad, civilizada y plural. Hasta en la forma de conducir una nación la juventud ha dado una gran lección.
La protesta y el debate pacíficos de los estudiantes revelan que podemos estar en presencia de una dinámica política que puede hacerse irreversible, y termine por ponerle fin al proceso que divide a Venezuela en bandos irreconciliables. La oferta de un espacio permanente para el debate entre los jóvenes, hecha por el Gerente General de Globovisión, es un desafío a las otras plantas televisoras oficiales y privadas para que contribuyan a democratizar la confrontación política. Y si la respuesta fuese el silencio, es posible que en pocos días veamos una multitud de jóvenes frente a otros medios de comunicación social, solicitando eliminar la autocensura y dar cabida a una discusión múltiple, sin discriminación política.
Y aunque a estas alturas de la irrupción de los jóvenes reclamando libertad y respeto a los Derechos Humanos establecidos en la Constitución Bolivariana, la experiencia mundial recomienda no hacer pronósticos definitivos, los acontecimientos de las últimas semanas le han dado un vuelco a la pasividad e indiferencia de importantes sectores de la sociedad. La iniciativa de la juventud a protestar y exigir respeto a los derechos ciudadanos, luego a discutir civilizadamente, y sucedáneamente la acogida y garantía de Globovisión para el debate, espera por una respuesta del Gobierno e incluso de la oposición.

EL CURRICULO AUTORITARIO

Juan Páez Ávila

El rechazo de la mayoría de los venezolanos a la Reforma Constitucional presentada por el Presidente de la República, el 2 de diciembre del 2007, no puede ser burlado mediante un nuevo currículo de educación que pretende moldear la conciencia de niños y adolescentes, de acuerdo con el pensamiento militarista, autoritario y anacrónico del actual Jefe del Estado. Y aunque ya las autoridades han comenzado a llamar al diálogo, la lucha de estudiantes, padres, educadores y representantes no debe cesar hasta conseguir el retiro definitivo de dicho proyecto, que junto a otras políticas autocráticas recibirá otro rotundo NO en las elecciones regionales.
El nuevo currículo de educación, tal como está establecido en el Proyecto que ha comenzado a circular en los medios de comunicación social, no sólo tendrá que enfrentar la concepción democrática que tiene la sociedad venezolana de la educación, sino que también tendrá que resolver sus propias y evidentes contradicciones, que seguramente lo conducirán a un rotundo fracaso como sucedió en otros países en los cuales se ha intentó dirigir y controlar el pensamiento de los ciudadanos.
Por más patriótico, nacionalista y heroico que suene al oído de los venezolanos el verbo encendido del Presidente de la República, llamando a construir un hombre nuevo con las ideas educativas de Bolívar, Simón Rodríguez y Zamora (si es que sus teóricos del socialismo del siglo XXI las han descubierto en este último) todas pertenecen al siglo XIX, con algunas proyecciones muy genéricas y superficiales en nuestra historia republicana, que en ningún caso podrán sustituir los avances democráticos, científicos, tecnológicos y humanísticos, alcanzados por la humanidad en los siglos XX y XXI. Incluso, lo que de renovador y democrático tienen algunas ideas de Bolívar y Simón Rodríguez, contradicen el carácter centralista y autoritario de la política fundamental del Comandante en Jefe, que sus colaboradores se esfuerzan por cumplir y aspiran imponerla a todos los venezolanos.
Incluso las ideas de dos grandes maestros del siglo XX, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Belén Sanjuán, si bien representan una firme concepción del Estado Docente, nunca negaron en la teoría y menos en la práctica, porque llegaron a aplicarla, una educación democrática, pluralista, abierta a todas las corrientes del pensamiento universal. Nada de anacronismos endógenos, decimonónicos, en una época en que los niños y los jóvenes, incluso los adultos, son impactados por las nuevas tecnologías de la comunicación como una parte significativa de la revolución del conocimiento.
De acuerdo con la experiencia mundial, especialmente la vivida por las sociedades europeas y asiáticas a las que se intentó imponerles un pensamiento único, y después de décadas de sometimiento, persecuciones y crímenes políticos, vuelven a la democracia, podemos estar en presencia de una conocida utopía fracasada.

EL CONTINUISMO POLITICO

Juan Páez Ávila

La experiencia venezolana relacionada con la continuación en el poder por parte de un Jefe de Estado, ha conducido en la mayoría de los casos, como en los de los generales José Tadeo Monagas, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, al empleo de la fuerza y al establecimiento de una sangrienta dictadura. La continuación inmediata en el poder por medio del voto la intenta por primera en el país el Comandante Hugo Chávez, previo control de todos los Poderes Públicos, incluyendo el Electoral, por parte del Jefe del Ejecutivo Nacional, lo cual podría facilitarle la victoria en las urnas mediante la manipulación electrónica por la mayoría del CNE, pero con serios riesgos para la estabilidad de su nuevo gobierno.
En Chile existe la reciente experiencia del General Augusto Pinochet de querer perpetuarse en el poder a través el voto plebiscitario y fraudulento, y en Venezuela la historia, menos reciente, registra el caso del General Pérez Jiménez que lo pretendió en forma similar. Ambos casos provocaron la reacción de protesta no sólo de los afectados en la oposición, sino también de muchos de sus amigos del Alto Mando Militar colocados por ellos mismos en esos cargos. No, Augusto, no se puede desconocer la voluntad de la mayoría de los chilenos, le expresó el Comandante de la Fuerza Aérea, vocero de sus compañeros de armas. Compadre, váyase ya, le respondió el General Pedro José Quevedo, en nombre del Alto Mando reunido en la Escuela Militar, al General Pérez. Chile y Venezuela recuperaron la democracia, pero después de varios años de represión, cárcel, exilio y muerte de muchos chilenos y venezolanos que lucharon por la libertad.
Y aunque el caso venezolano actual no se puede comparar con las dictaduras de Pérez Jiménez y Augusto Pinochet, la tendencia autoritaria del Presidente Chávez coreado por sus colaboradores más cercanos, ha prendido las alarmas en el país y en el continente democrático, para evitar su continuismo autocrático en el poder. Una evidente mayoría de la oposición acude a las elecciones el 3 de diciembre con la candidatura de Manuel Rosales, con la firme decisión y la esperanza de rescatar la democracia y la convivencia entre los venezolanos, mediante el voto y no las armas. Pero hay que esperar, cualquiera sea el resultado, que predomine la transparencia y la sensatez.
Las dudas acerca de que Hugo Chávez entregue pacíficamente el poder, como lo establece la Constitución de 1999, de resultar ganador Manuel Rosales, han sido expresadas por algunos políticos que se han negado a participar en las elecciones del 3 de diciembre con la finalidad de deslegitimar del candidato presidente. Sin embargo, la abstención en las elecciones parlamentaria no provocó la deslegitimación de la nueva Asamblea Nacional, expresada en su desconocimiento por parte de la mayoría que no concurrió a las urnas, y tampoco en la profundización de la crisis política del país.
De allí que la mayoría de la oposición se haya acordado en presentar un candidato unitario, para movilizar a importantes sectores de la vida nacional, tanto para obligar al CNE a cumplir lo establecido en la Constitución Nacional y en la Ley del Sufragio y Participación Político en lo relacionado con las garantías para unas elecciones libres, como para defender los resultados electorales, de ser Manuel Rosales el triunfador. A estas alturas del proceso electoral se ha producido una considerable movilización nacional, existe más confianza en la victoria de la oposición y mejores condiciones para obligar al CNE y al gobierno del Presidente Chávez a respetar la voluntad de la mayoría de los venezolanos.
Y aunque nadie puede cantar victoria por anticipado, porque Chávez ha concentrado demasiado poder en sus manos, Manuel Rosales, además de haber derrotado a su actual contrincante en el Estado Zulia, también ha revelado su condición de luchador social incansable y sin miedo, confía en la cultura democrática de los venezolanos y en lo que queda de conciencia institucional, para defender el voto.

EL CENTENARIO DE BETANCOURT

Juan Páez Ávila

Muy pocos políticos latinoamericanos del siglo XX pueden ser recordados por su pensamiento, su legado teórico y la tenacidad en la lucha para contribuir e implantar un sistema democrático en nuestro subcontinente, como es el caso de Rómulo Betancourt, quien, al cumplirse 100 años de su nacimiento, recibe el reconocimiento de historiadores y analistas políticos, incluyendo a muchos que le adversamos cuando ejerció la Primera Magistratura del país. De origen humilde, nacido Guatire, un pequeño pueblo del Estado Miranda, con una primaria formación intelectual recibida en una escuela pueblerina, de las pocas que funcionaban en la época de la dictadura de Juan Vicente Gómez, se vino a Caracas a estudiar bachillerato y luego Derecho en la Universidad Central de Venezuela, en la que hizo sus primeros contactos con una juventud que comenzaría a hacer historia al realizar sus primeras protestas contra la tiranía gomecista, que lo condujeron a la cárcel y al destierro..
Aventado al exilio se incorporó al Partido Comunista, al que abandonó al descubrir su talante totalitario, y con algunos de sus compañeros de lo que posteriormente se conocería como la Generación del 28, fundó un Partido Democrático, que legalizarían años después como Acción Democrática, con el cual arribó al poder por primera vez el 18 de Octubre de 1945, mediante un Golpe de Estado que encabezó con un grupo de militares. Nombrado Presidente de una Junta Revolucionaria de Gobierno dio comienzo a una serie de reformas políticas y sociales, como el voto de la mujer, de los jóvenes de 18 años y de los analfabetas, todo lo cual culminaría con una Constitución Democrática en 1947 y la elección de Rómulo Gallegos por el voto universal, directo y secreto, para entonces una verdadera revolución democrática.
Derrocado Rómulo Gallegos por los militares, volvió al exilio, hasta la caída de la dictadura de Pérez Jiménez el 23 de Enero de 1958. Ganó las elecciones que se realizaron ese año y presidió su período más polémico, de golpes y contragolpes, de los cuales salió victorioso al consolidar el poder civil durante 40 años, sobre un militarismo que había retrazado por varios siglos la vida civilizada y democrática de los venezolanos.
La conciencia democrática que contribuyó a forjar en las últimas décadas del siglo pasado, con la alternabilidad de gobiernos civiles, de respeto a la pluralidad de ideas y de partidos políticos, de institucionalización de las Fuerzas Armadas sometidas al poder civil, fue lo que permitió a los venezolanos derrotar los intentos de golpes de Estado del año 1992 y resistir los planes totalitarios del Comandante Chávez.

EL BOLOQUE UNITARIO

Juan Páez Ávila

Por primera vez la oposición atraviesa un gran momento político, como resultado de una ya larga experiencia histórica en la que se ha podido aprender que sólo la constitución de un bloque unitario puede enfrentar con éxito la tendencia autoritaria del Comandante Chávez. Inspirados en los resultados del 2 de diciembre de 2007 cuando la unidad de la oposición derrotó también por primera vez al actual Presidente de la República a quien se le demostró que no es invencible electoral y pacíficamente, y estimulados por el espíritu del quincuagésimo aniversario del 23 de enero de 1958, la mayoría de los partidos políticos que procuran un cambio en democracia, firmaron un primer acuerdo, que debe servir de base para escoger y presentar al electorado un solo candidato para disputarle al oficialismo las gobernaciones, alcaldías y otros cargos de elección popular el próximo mes de noviembre.
Este primer acuerdo de los partidos políticos de la oposición, para que exprese realistamente el espíritu y mandato del 2 de diciembre tiene que avanzar hacia la incorporación de la disidencia chavista y del movimiento juvenil universitario que sacudió los cimientos de la política venezolana a lo largo del año 2007, y que representan no sólo la amplitud política fundamental en estos tiempos, sino también el nuevo rostro de especial y necesaria credibilidad. De allí que guiados por el espíritu de ese primer acuerdo unitario, la convicción de que el mandado no está hecho todavía, debe pasar por la prueba más difícil de la selección de los mejores candidatos entre muchos aspirantes con legítimas o aparentes credenciales para optar a los cargos respectivos.
La disidencia chavista expresada, por ahora, por PODEMOS y las voces del General Raúl Baduel y Marisabel Rodríguez no ha sido medida por las encuestas, pero para cualquier observador o analista político que se aproxime con cierta objetivad a los resultados del 2 de diciembre, deduce fácilmente que la derrota del Comandante en Jefe para perpetuarse en el poder, no hubiera sido posible sin la presencia firme y opositora de quienes rompieron con el socialismo autoritario. Igual afirmación puede hacerse del rol que jugaron los estudiantes en esas elecciones. Su voz en los medios y su presencia masiva en los barrios y en las mesas electorales hizo y hará imposible la consumación de algún intento de fraude por parte del oficialismo.
Esta reciente experiencia política es un claro indicador de que la disidencia chavista y el movimiento juvenil universitario forman parte de una nueva realidad que no se puede obviar. La mesa está servida, pero faltan algunos comensales por llegar, y otros que como la Iglesia Católica no podrán sentarse en la misma para la discusión definitiva, deben consultados.
Si se logra combinar la experiencia de algunos líderes batalladores y honestos, con el espíritu, la imagen y la presencia de una juventud que llegó para hacer historia, y los socialistas democráticos que han abandonado y abandonarán la filas de un movimiento que fue esperanza de millones de venezolanos, pero que se desvió hacia el caudillismo y el autoritarismo, caminaremos hacia un segunda victoria. La metodología para la escogencia ya está aprobada, para evitar acuerdos de los cogollos partidistas se buscará el consenso entre los actores políticos, y de no lograrse se acudirá a las encuestas e incluso a las elecciones primarias realizadas en las comunidades con participación de todos los electores, los primeros interesados en elegir sus candidatos, a quienes exigirles planes concretos para la solución de sus problemas, y a quienes podrán vigilar y controlar en el cumplimiento de esos planes.

EL ARCHIVO DE RAUL REYES

Juan Páez Ávila

La mayoría de los dirigentes políticos que luchan en la clandestinidad y tienen como objetivo la conquista del poder y la transformación de las estructuras sociales, económicas y políticas de un país, estén equivocados o no, han tratado de crear un archivo para la historia. Si triunfan aparecen los amigos llenos de gloria por haber colaborado con la victoria, y los adversarios, desde luego, execrados y perseguidos, convertidos en enemigos a quienes hay que aplicarles todo el peso de las leyes, según el tipo de régimen que se constituya. Pero cuando el archivo cae en poder del adversario, como es el caso del que minuciosamente llevaba Raúl Reyes, nadie quiere ser señalado como cómplice de las actividades subversivas, menos cuando algunas pueden ser catalogadas como delitos, y comprometen las relaciones entre diferentes gobiernos.
Lo que se ha revelado hasta hoy del contenido de las computadoras del extinto comandante de las FARC, Raúl Reyes, más lo que se pueda conocer en el futuro inmediato, sin duda alguna que va a empeorar las ya precarias relaciones entre Colombia y sus vecinos Venezuela y Ecuador, cuyos gobiernos son señalados como amigos y colaboradores de la guerrilla colombiana, lo cual puede conducir a una indeseable guerra fraticida, si no intervienen los organismos interamericanos e internacionales, para buscar una salida negociada antes de que el conflicto se agrave por la injerencia en el mismo -de una manera directa- del gobierno de los Estados Unidos.
La complicidad de los gobiernos de Ecuador y Venezuela con la guerrilla colombiana, puede y debe ser detenida por el resto de los países latinoamericanos, encabezados por Brasil debido a su cada día más evidente y necesario liderazgo democrático en nuestro subcontinente. Los peligros de una guerra entre países andinos, precisamente los que liberó Simón Bolívar y su ejército interamericano, pueden ser neutralizados e incluso erradicados si funciona la diplomacia de la paz y los intereses del progreso y la integración. Y aunque el momento es crucial y difícil, por la creencia de algunos comandantes de que pueden derrotar al gobierno de Colombia e instaurar uno bolivariano y autocrático, también es el tiempo de un liderazgo por la paz, la civilización y la cultura de los pueblos del mundo que derrotaron los totalitarismo del siglo XIX.
Superada la guerra fría, los grandes líderes del mundo, incluyendo a los chinos y los rusos, se han dedicado a construir en paz, grandes economías industriales y de servicios para sacar de la pobreza a millones de hombres y mujeres que sufren los efectos de administraciones corruptas e ineficientes, que todavía piensan en el valor de las armas frente a las virtudes de la fraternidad entre las naciones y sus pueblos.
Si alguna experiencia hay que extraer del archivo que meticulosamente redactó a lo largo de varios años Raúl Reyes, y de su muerte bajo el fuego de armas teledirigidas, es que el terrorismo no es el camino hacia el poder sino hacia un nuevo cementerio electrónico. En política, la negociación y la paz continúan llamando a la sensatez y la racionalidad, antes que dar paso o provocar la guerra electrónica con su estela de muerte de un solo lado, de quienes no conocen ni dominan su técnica.
El mundo conoce crisis peores, como la de los misiles que el gobierno de la Unión Soviética trató de colocar subrepticiamente en Cuba. Descubierto por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, las dos grandes potencias del momento decidieron negociar y llegar a un honroso acuerdo: retirar los misiles norteamericanos que amenazaban a la Unión Soviética desde Turquía, y los soviéticos que amenazaban a USA desde Cuba, antes que desatar una guerra de dimensiones catastróficas para la humanidad.
Aunque no estamos ante potencias mundiales, una vez que los presidentes Chávez y Correa han quedado al descubierto por su complicidad con las FARC, deben negociar un decoroso acuerdo con Colombia. Incluso la OEA y el Grupo de Río tienen la oportunidad de sugerir y presionar a las FARC a negociar la paz con el gobierno de Uribe.

EL APOYO DE LULA

Juan Páez Ávila

El respaldo que el Presidente del Brasil, Ignacio Lula da Silva, le dio al candidato presidente Hugo Chávez Frías, es sin lugar a dudas una injerencia en la política interna de Venezuela, que puede dar lugar a varias lecturas. Para el chavismo se trata de un gesto de hermandad revolucionaria que ratifica la política de integración de Brasil y Venezuela, por una comunidad latinoamericana de naciones, independiente del Imperio Americano. Para el antichavismo, además de una inaceptable injerencia en nuestra campaña electoral a favor de un candidato, puede ser también vista como un signo de debilidad del candidato presidente que ha requerido el apoyo de un Jefe de Estado de otro país, para tratar de contener el descenso que experimenta peligrosamente el Comandante en Jefe, frente a la avalancha creciente de Manuel Rosales.
El Presidente Lula tiene que haber calculado muy bien el riesgo que significa su injerencia directa en la política electoral venezolana, porque si resulta electo Manuel Rosales, los intereses de Brasil se podrían ver comprometidos por lo que significa su parcialización a favor de Hugo Chávez. Un gobierno distinto al del Comandante Chávez puede ver al Brasil de Lula como el otro Imperio, que favorece a las transnacionales de capital brasileño cuyas obras viene a inaugurar y a respaldar par el futuro.
Y aunque la realidad económica y política de América Latina indica que Brasil, por los niveles de su desarrollo que lo colocan entre la 8ª. y 9ª. economía mundial, tendrá una inevitable influencia en los países de esta región, una injerencia abiertamente parcializada no sólo le puede crear problemas políticos entre los pueblos latinoamericanos, sino también económicos. Brindarle apoyo a un candidato presidencial en un país vecino, en momentos en que inauguran una obra construida por una transnacional brasileña y acuerdan nuevas inversiones, huele más a política imperial que a solidaridad revolucionaria.
Y en cuanto al desarrollo económico sustentable y el bienestar social de los venezolanos, la información que recibió Lula no se compadece con los millones de desempleados y sin techos que protestan todos los días y esperan un cambio.

EL ABUSO DE PODER

Juan Páez Ávila

Todo gobernante de espíritu o tendencia autocrático y personalista puede iniciar su gestión con un aparente apego a la legalidad del país que le ha otorgado democráticamente el derecho a ejercer funciones de gobierno, pero en la medida en que considera que puede perder esas facultades, comienza a restringir los derechos de la oposición y generalmente termina persiguiendo a quienes le apoyaron para ascender al poder, si tratan de disentir de algunas de sus decisiones unilaterales.
El abuso en el ejercicio del poder va rompiendo las reglas que caracterizan a un régimen democrático, de una forma abrupta y violenta o con aprobación de una legislación especial que le permita gobernar sin impedimento alguno, sin descartar la violación de la legislación vigente. Esto fue lo que se operó en los regímenes del socialismo real y del nazismo alemán. En principio se respetaron ciertas libertades, pero cuando la legislación imperante no le permitía al gobernante tomar las medidas que a su juicio único e inconsulto, creía que debía tomar para “bien del pueblo”, se fue tornando cada vez más autoritario, hasta llegar a la tiranía. La resistencia nacional no contó con apoyo interno, porque fue aplastado por la bota del militarismo, ni respaldo internacional porque las naciones democráticas carecían de una organización multilateral para impedirlo, hasta que se vieron obligadas a intervenir, cuando el abuso del poder traspasó las fronteras y se manifestó en la invasión a los países vecinos.
En una época como la actual, en la que las naciones democráticas han creado organizaciones multinacionales y han hecho aprobar una legislación respetuosa de los derechos humanos y de las instituciones y poderes públicos independientes, el camino hacia la tiranía se dificulta y obliga a los autócratas a preservar cierta apariencia de legalidad. Se aprueban leyes que facilitan la discriminación y posterior persecución de los sectores que se oponen al mandato ejecutivo unipersonal sin controles de otros poderes. Y como en todo régimen autoritario surgen internamente algunas discrepancias, por parte de individualidades democráticas o sectores disconformes con las promesas incumplidas, la represión también recae sobre ellos. Es lo que estamos presenciando a casi 10 años de gobierno del Comandante Chávez. El abuso del poder se extiende a toda disidencia.

EL 23 DE ENER0

Juan Páez Ávila

A casi medio siglo de haberse producido el derrocamiento de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, el 23 de Enero de 1958 se afianza como una fecha histórica de grandes lecciones para los venezolanos, porque el pueblo y sus instituciones civiles, especialmente los partidos políticos y la Iglesia Católica después de la Pastoral de Monseñor Arias Blanco, unidos en una lucha desigual pero decididos a conquistar la democracia, enfrentaron al tirano y estimularon, primero a la oficialidad joven de las Fuerzas Armadas encabezada por Hugo Trejo y Martín Parada y finalmente al Alto Mando Militar a pronunciarse y ponerle fin a la tiranía.
La resistencia no fue sencilla ni fácil. Los principales dirigentes de los partidos políticos estaban perseguidos, encarcelados, en el exilio y algunos, que pagaron con sus vidas su disidencia, en los cementerios de la dictadura. Pero como ha sucedido siempre en la historia en las naciones oprimidas por tiranos, la sociedad civil continuó su lucha en situación muy precaria pero decidida a triunfar, y en los cuarteles muchos jóvenes oficiales, que también tuvieron presos, perseguidos y asesinados entre sus compañeros, se organizaron para actuar contra la dictadura.
La unidad de los partidos de la época, de la sociedad civil y de la Institución Armada fue definitiva para derrocar la tiranía y dar paso a un régimen democrático, que con todas las fallas y contradicciones que ha registrado hasta nuestros días, creó una conciencia libertaria, democrática, que garantiza una mejor preparación para enfrentar cualquier otro intento dictatorial.
Pérez Jiménez dio todos los pasos necesarios para concentrar todo el poder del Estado en su persona, desde una directa o indirecta participación en el asesinato del Coronel Carlos Delgado Chalbaud, Presidente de la Junta Militar, el fraude en las elecciones de 1952 para hacerse nombrar Presidente de la República y controlar el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y demás instituciones del Estado. Y lo logró temporalmente mediante la represión, pero cuando pretendió perpetuarse en el poder a través de un plebiscito fraudulento, el pueblo lo derrumbó el 23 de Enero de 1958.

EL GOLPE 'BUENO'

Juan Páez Ávila

El primer decreto del Presidente de la República, en ejercicio de los poderes que le otorga la Ley Habilitante, mediante el cual se crea la Condecoración 4 de Febrero, para honrar a los principales lideres que participaron en el frustrado Golpe de Estado que él encabezó en 1992, es un indicador más de hacia dónde pretende el Comandante Chávez llevar el país, y una peligrosa exaltación del golpismo.
El decreto y la celebración del décimo quinto aniversario de la intentona golpista de esa fecha, deja muy claro que el Presidente se encamina hacia la consolidación de un régimen militar, aunque tenga un origen electoral. La exacerbación del papel de los militares en un gobierno no es nueva en América Latina ni en Venezuela; basta recordar el trienio 1945-48 en nuestro país o leer en cualquiera de los periódicos de la época los elogiosos ditirambos oficiales a la Gloriosa y Patriótica Juventud Militar que derrocó al gobierno del General Isaías Medina Angarita. Y aunque Rómulo Betancourt, Presidente de la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno, trató de darle un carácter cívico y reformista en lo político, social y económico a su administración, los mismos militares que depusieron a Medina Angarita, derrocaron el 24 de noviembre de 1948 al Presidente Rómulo Gallegos, electo con más del 70% de los votos del momento.
10 años después cuando se restaura la democracia, tanto Betancourt como quienes le acompañaron el Golpe de Estado del 45, fueron muy prudentes con respecto a ese acontecimiento histórico que abrió la compuerta a los “golpes buenos”, y nunca se les ocurrió, no obstante gobernar durante varias décadas, celebrar ese día como “la nueva independencia”, tal como la llamaron los 3 años que duró el régimen impuesto por los militares.
La historia enseña, pero no todo el mundo aprende por la experiencia de otros. De allí que la peor amenaza que puede enfrentar en el futuro el gobierno del Presidente Chávez, no es RCTV cuya política editorial no impidió que ganara las elecciones con 7 millones de votos, sino el grave error de destacar el rol de un grupo de comandantes de asaltar el poder mediante un “golpe bueno”, con nuevas “esperanzas”.
El reconocimiento a un grupo de militares -porque no todos estaban presentes- que participaron en la frustrada rebelión militar del 4 de Febrero de 1992, puede ser un boomerang contra el Presidente de la República. Pues afirmar que estos oficiales se sacrificaron porque el país que estaba carcomido por la corrupción administrativa, es darle argumentos a otros oficiales para que en nombre de la decencia política, puedan y hasta deban sacrificarse insurgiendo mediante el Golpe de Estado contra un gobierno corrupto. ¿Qué pueden pensar los oficiales decentes, honestos y capaces, que parece que los hay muchos, cuando el propio Presidente Chávez afirma en su programa semanal, que el grave problema que tiene su gobierno es la corrupción y la ineficiencia administrativa de su equipo gubernamental?
Lo que la historia enseña es que la democracia sólo se fortalece con la consolidación de sus instituciones cívicas y militares, en la idea y convicción de que únicamente mediante el ejercicio del voto se deben cambiar los gobiernos legítimamente electos por la mayoría de los ciudadanos. De allí que el deber de un Presidente electo a través del voto, es educar para exaltar la democracia y no la violencia mediante el alzamiento de los militares, cualquiera sea la opinión que éstos tengan de ese gobierno democrático.

DORI PARRA DE ORELLANA

Juan Páez Ávila

Con la muerte de Dori Parra de Orellana hay que despedir a uno de los grandes valores de la democracia venezolana, quien desde muy joven levantó banderas de lucha por la igualdad de los derechos ciudadanos del hombre y la mujer, y fue ejemplo de dignidad humana, de coraje cívico y de inquebrantable vocación de servicio público a favor de los sectores populares.
En el combate por la igualdad de los derechos de la mujer no sólo enarboló banderas teóricas, muy legítimas e imprescindibles, sino que fue paradigma en la participación política por la conquista de esos derechos. Con su ejemplo, colocada a la vanguardia de la mujer larense, proyectó su imagen a todo el país, que le mereció el reconocimiento de la Mujer de Venezuela en el momento más resaltante de su carrera política. Cuando eran muy pocas las mujeres que se atrevían, porque en cierto modo era una atrevimiento, un desafío a los prejuicios y una tradición machista en la conducción de la política a escala nacional, Dori Parra dio un paso al frente. Se hizo respetar como mujer sin dejar de amar la vida y a su pareja, a su marido, el Dr. Fortunato Orellana, para la época en yo la conocí. Se hizo respetar y reconocer como dirigente política, por hombres y mujeres que apreciaban en ella un don especial para el liderazgo sin estridencia, pero con la jerarquía de la persona que ha acumulado un historial de lucha por las libertades públicas en su país.
La dignidad humana con que Dori Parra de Orellana asumió el rol que ella misma se impuso para contribuir a restaurar la democracia en Venezuela, fue otro ejemplo que superó todas las expectativas de amigos y adversarios -porque ella no tuvo enemigos- al convertirse en el epicentro, cuando yo era estudiante en el liceo “Lisandro Alvarado”, de la resistencia a la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. El coraje cívico para desafiar a una dictadura militar, demostrado de manera invariable en los años duros de una tiranía, incorporó a otras mujeres y a muchos hombres a estar a su lado, comprometidos como ella algunos, y colaboradores con su lucha otros.
Una vez recuperada la democracia en Venezuela Dori Parra emergió como una de las personalidades más respetadas por los larenses y reconocida por la dirección nacional de su Partido de entonces, Acción Democrática, en el ejercicio de gobierno. Por sus méritos fue concejal y Presidenta del otrora Concejo Municipal, legisladora, diputada y senadora el Congreso de la República y Gobernadora del Estado Lara. El poder no la alejó de su pueblo ni la corrompió. Siguió siendo la mujer sencilla, trabajadora, vinculada estrechamente a los más humildes que la procuraban en busca de alguna ayuda, de algún respaldo. Todos encontraron en Dori Parra una inquebrantable vocación de servicio, con las limitaciones del tiempo histórico, pero con la voluntad de una mujer que vivió para servirle a su pueblo. Paz a sus restos.

DIPLOMACIA PELIGROSA

Juan Páez Ávila

Después de varios años de practicar una diplomacia de equilibrio, de búsqueda de la paz entre las naciones, el Presidente de la República, constitucionalmente autorizado para dirigir la política exterior, le ha dado un vuelco a la misma, celebrando pactos con países señalados de apoyar el terrorismo contra las principales naciones desarrolladas del mundo occidental. Entre las manifestaciones de una diplomacia que expone a toda nuestra población a sufrir las consecuencias de un posible enfrentamiento militar entre países que promueven el terrorismo y los que se ven amenazados, se puede mencionar en primer término la visita a Sadam Hussein cuando gobernaba en Irak. Los insultos al Presidente de los Estados en diferentes programas de su ¡Aló, Presidente!, y su última visita a Irán y posterior invitación a su Presidente Mahmud Ahmadinejad a Venezuela cierran una campaña de provocaciones al gobierno de Bush, que hacen cada día más peligrosa nuestra diplomacia.
Y aunque el Comandante Chávez como Presidente de un país soberano puede y debe establecer relaciones con todos los países del mundo, sin tomar en cuenta la ideología de sus gobernantes, de acuerdo o apegado al Derecho Internacional y a la Constitución Bolivariana aprobada por él y sus seguidores de la Asamblea Nacional, ninguna norma jurídica nacional o universal lo autoriza a alinear a nuestro país al lado de aquellos que practican o apoyan el terrorismo.
Pretender convertirse en un líder continental y mundial atendiendo a los intereses ideológicos de un sector de su grupo gobernante y no de toda la nación, no sólo compromete y expone a represalias impredecibles a nuestra población, sino que se coloca de espalda a los intereses nacionales. Un país agobiado por la pobreza, por la inseguridad de los bienes y las personas, víctimas del hampa común y política en nuestras principales fronteras y ciudades, el desempleo y la falta de viviendas, no puede generar una política exterior de “carrito chocón”, peleando con todos los países cuyos gobiernos no simpaticen con la política del Presidente.
Todas las consultas que han realizado diversas encuestadoras, registran el rechazo de un altísimo porcentaje de venezolanos a esa peligrosa diplomacia que lleva adelante el Presidente Chávez, por lo que es lógico deducir que se requiere un cambio, antes de que sea demasiado tarde.

DICTADURA PERFECTA

Juan Páez Ávila

El Partido Revolucionario Institucionalista (PRI) de México gobernó durante 70 años mediante el control que ejerció el Poder Ejecutivo sobre los demás Poderes Públicos, lo que el escritor Mario Vargas Llosa denominó la dictadura perfecta, porque las principales decisiones políticas contra la oposición las tomaban los diferentes poderes del Estado, manteniendo una aparente institucionalidad democrática. Ese parece ser el camino que pretende transitar el gobierno del Presidente Chávez, pero en condiciones históricas mundiales distintas, que le pueden dificultar la marcha a paso de vencedores.
La detención de varios periodistas y las amenazas a otros y a los editores de diferentes medios de comunicación social, ejecutadas unas por el Poder Judicial y otras por el SENIAT y CONATEL, las pretende hacer pasar el gobierno como decisiones autónomas de poderes independientes. Pero en una sociedad profundamente democrática, con una larga experiencia en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, se encuentra no sólo con el coraje de los periodistas y editores para enfrentarlo, sino también con la condena y el rechazo de importantes instituciones de la vida civil nacional e internacional.
La manipulación del Poder Electoral para favorecer a los candidatos del gobierno en las elecciones, puede alcanzar sus objetivos una y hasta dos veces, pero al ser descubierto la tendencia fraudulenta del CNE, la mayoría de los venezolanos, entre 10 y 12 millones con derecho al voto, expresó su desconfianza y rechazo absteniéndose de sufragar el 4 de diciembre del 2005.
¿Y cómo ocultar la corrupción administrativa de altos y medianos funcionarios gubernamentales, si los propios organismos de inteligencia oficiales la detectan y suministran la información a los periodistas?
En una sociedad nacional e internacional predominantemente democrática, la represión a periodistas y editores, la manipulación dolosa del CNE y la impunidad frente a la corrupción, tarde o temprano se pueden convertir en boomerang contra régimen, cerrándole el paso a la llamada dictadura perfecta.

DESCENTRALIZACION Y AUTONOMIA

Juan Páez Ávila

Los resultados electorales en el Departamento de Santa Cruz de la República de Bolivia, en los que el 85% de los votantes se pronunció por un régimen autonómico preservando la integridad de la nación, pero asumiendo facultades que garanticen mayores ingresos fiscales para la región y el ejercicio de algunas funciones que les permita impulsar su desarrollo económico y bienestar de la población, se han convertido en una campanada contra el centralismo y el autoritarismo que el Presidente Hugo Chávez pretende imponer contra la voluntad de la mayoría de los venezolanos, que votó el 3 de diciembre de 2007 negando la reforma propuesta, por él mismo, para convertirse en dictador constitucional.
Los golpes a la descentralización en Venezuela, que le ha propinado Hugo Chávez para controlar, además de los Poderes Públicos Nacionales que le obedecen incondicionalmente, las gobernaciones y las alcaldías, ya ha provocado una reacción mayoritaria en los habitantes de los principales estados del país, según revelan las encuestas que registran ganadores a varios candidatos de la oposición en las próximas elecciones del 23 de noviembre de esta año.
Estas nuevas realidades que muestran las encuestas nacionales y regionales realizadas en los últimos meses, indican que la maniobra del Comandante en Jefe y de sus seguidores que obedecen y repiten como al caletre las palabras de su jefe, denunciando una supuesta política de secesión por parte de la oposición, de algunos estados del país, no tendrá ningún respaldo de la ciudadanía, no sólo porque es falsa, sino también porque la experiencia obtenida por los venezolanos en las últimas décadas, señala que la descentralización en un estado democrático es lo que más le conviene al crecimiento y bienestar de la población.
Apelar, por parte del Presidente Chávez, a la treta de que la descentralización en Venezuela y la autonomía regional en Bolivia, son obra del imperialismo y de la oligarquía, ritornelo que se lo aplica a todo lo que vaya en contra de su aspiración a imponer un pensamiento único, ya no se lo creen ni sus propios seguidores, no sólo porque el imperialismo no nos ha invadido, sino también porque la oligarquía del dinero y del poder es ahora Chavista.
Y aunque todo hace suponer que Hugo Chávez no modificará su política de concentración de todos los poderes en sus manos, los venezolanos debemos marchar cívicamente hacia las elecciones del próximo noviembre. El rechazo al personalismo y al militarismo del Presidente se extiende hasta las propias filas del chavismo, y como sucedió en la Unión Soviética y en la Venezuela de Pérez Jiménez, a la hora de una crisis política, hasta los compadres del Jefe del Estado hablan con autonomía, con independencia. Y en la revolución bolivariana ya son muchos los que se han rebelado contra la dedocracia del Presidente, razones suficientes para demostrar que el proyecto chavista ha resultado inviable, y que la caída en las encuestas será irreversible, porque los dogmas no se superan con recomendaciones y consejos. Y Hugo Chávez sigue creyendo que si no es el nuevo Mesías, sí es el continuador de la obra de Simón Bolívar, olvidando que el Padre de la Patria también sucumbió en los últimos años con su propuesta de la Presidencia vitalicia y el Senado hereditario, en la Bolivia que hoy, casi dos siglos después, también rechaza el centralismo y el personalismo de Evo Morales.

DESAFIO Y PROVOCACION

Juan Páez Ávila

Para una mayor concentración de poder en su persona, la aprobación de 26 decretos-leyes durante los últimos días u horas del período otorgado al Presidente de la República por la Asamblea Nacional, para legislar ejecutivamente, constituyen no sólo una violación a disposiciones expresas de la Constitución Nacional vigente, sino también, y como consecuencia de esta trasgresión, un desafío y una provocación a la oposición democrática que se prepara para concurrir pacíficamente a las elecciones del 23 de noviembre, y al chavismo sin Chávez que puede volver a abstenerse o votar en su contra y provocarle una segunda derrota.
La celada que el Comandante en Jefe le tendió a la oposición y al país democrático en general, por lo poco que se conoce, especialmente de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada, cuyo texto coincide con su propuesta derrotada en las elecciones de 2 de diciembre de 2007, es un abierto desafío a la voluntad de los electores a quienes Chávez consideró desinformados o ignorantes de las virtudes de la reforma que proponía para impulsar el socialismo del siglo XXI. En la proximidad de unas elecciones regionales y municipales en las que el Presidente escogió a la mayoría de los candidatos del PSUV, la aprobación de las leyes habilitantes son también un desafío a los electores para que le otorguen o no más poder, a través de gobernadores y alcaldes obedientes a su mandato, o lo vuelvan a derrotar. Chávez desafiante se juega su aspiración de un futuro continuista, tanto porque la sociedad civil saldrá a protestar, como porque la pérdida un 40 ó 50% de gobernaciones y alcaldías le impedirá aplicar impunemente el conjunto de leyes aprobadas de espaldas al conocimiento y discusión de los venezolanos. Si todo transcurre, como es de esperarse, pacíficamente, Hugo Chávez puede ser derrotado y generar una impredecible desestabilización de su régimen, que lo obligue a rectificar o impedirle que las aplique.
El otro objetivo de la aprobación, aparentemente improvisada, de estas leyes puede ser provocar una reacción violenta de algunos sectores de la sociedad, que desesperados llamen a la abstención electoral y al desconocimiento del gobierno, lo cual le permitiría al Comandante en Jefe estrenar su nuevo uniforme militar de 4 soles y aplastar cualquier intento de subversión armada. Y de allí en adelante aplicar sus leyes habilitantes violando la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela, contra toda la oposición y los disidentes del chavismo sin Chávez.
Por la experiencia nacional e incluso mundial, la protesta debe mantenerse en el marco de la legalidad, porque esos decretos leyes afectan a la mayoría de la población, que tiene la oportunidad de derrotar a Chávez en las urnas electores en noviembre, modificar la correlación de fuerzas y provocar un cambio significativo que neutralice y anule su tendencia autoritaria y militarista.

DESAFIO MUNDIAL

Juan Páez Ávila

La decisión del Presidente de la República de negarle la prórroga de la concesión radioeléctrica a RCTV y otorgársela a otras plantas televisoras, una pública y otra privada, no sólo constituye una política de discriminación por parte del Estado venezolano, sino también una violación a los Derechos Humanos que ya ha tenido una repercusión y un rechazo del mundo democrático nacional e internacional.
En Venezuela más del 80% de la población, según las encuestas conocidas, ha manifestado su desacuerdo con la resolución oficial y por primera vez en las manifestaciones antigubernamentales se ha visto la presencia mayoritaria de jóvenes y de gente de los sectores populares. La medida política dirigida a castigar la política editorial de los dueños del canal de televisión, terminó afectando a centenares de miles y tal vez millones de venezolanos que en diferentes oportunidades han expresado sus preferencias por la programación de RCTV, y así lo han ratificado en su asistencia a las marchas de protesta contra el cierre de esa planta televisora. De allí que la batalla, a la que ha llamado el Presidente Chávez en su jerga militar, la ha ganado al imponer el cierre del canal, pero la ha perdido en el sentimiento popular. Incluso frente a la estratagema jurídica, a pesar de la evidente parcialización del TSJ al negarle amparo a RCTV y por lo contrario confiscarle sus equipos para que pueda salir al aire el canal del gobierno, los afectados tienen la instancia internacional, que por lo descarado de la actuación del Ejecutivo y del Poder Judicial venezolanos, es casi seguro que le dará la razón a la planta televisora.
Consciente o inconscientemente el Presidente de la República se creó un delicado o grave problema que tiene que resolverse en los organismos internacionales, en los que su voluntad de Jefe Único no tiene la misma influencia o la solidaridad que disfruta en y del TSJ. Y aunque ha venido recibiendo respaldo de algunos Presidentes latinoamericanos para algunas de sus políticas como la energética, en la que Venezuela pone la materia prima y ha gastado más de 13.000 millones de dólares en ayudas, sus aliados del MERCOSUR se negaron a respaldar la medida contra RCTV. Hoy la victoria del Presidente Chávez no es definitiva. Lo que pase en la OEA y la repercusión en su gobierno lo veremos en los próximos meses.

DEMOCRACIA Y TOTALITARISMO

Juan Páez Ávila

La tendencia totalitaria de un sector del gobierno tendrá que enfrentar a más del 80% de los venezolanos que han manifestado en diferentes encuestas, que prefiere el sistema democrático, lo cual no les hará fácil, a los que aspiran perpetuarse en el poder, la tarea de imponer de una dictadura aún con fachada legal.
Ese 80% de venezolanos se formó en el período democrático denominado la IV República, después de derrotar la dictadura del General Pérez Jiménez, quien gobernaba a nombre de las Fuerzas Armadas. Ese mismo 80% también incluye un buen porcentaje de chavistas que votaron por el actual Presidente, en la creencia de que la situación personal de ellos mejoraría en cuanto a bienestar social y económico, preservando las libertades públicas. De allí su respuesta a los encuestadores cada vez que los interrogan en los sondeos de opinión que hacen especialistas en la materia.
La tendencia totalitaria es un peligro real porque el Presidente ha concentrado en sus manos y en su voluntad todos los poderes públicos, que en una democracia funcionan con independencia sin dejar de cooperar en la realización o materialización de cada uno. Los pasos que han dado algunos ministerios orientados a la imposición de un pensamiento único, han puesto sobre aviso a importantes sectores de la sociedad. Teodoro Petkoff -y con él han coincidido varios analistas y actores políticos partidarios del sistema democrático- ha denunciado la intervención directa del Estado en el control de actividades como el deporte, la cultura, la educación con especial referencia a la disposición a liquidar la autonomía universitaria, y la función institucional de la Fuerza Armada para convertirla en el aparato militar del Partido del Presidente de la República.
Y aunque lo más evidente es el militarismo, contrariando incluso el pensamiento de Bolívar a cuyo nombre dice actual el Jefe del Estado, porque el Bolívar civilista creador de constituciones republicanas ha sido anulado, la marcha hacia el control total de la sociedad comienza a unir a la izquierda y a la derecha democrática, para ponerle un valladar cívico a la hegemonía personalista y a la llamada dictadura perfecta, por su apariencia legal.

DEBATE Y REFORMA

Juan Páez Ávila

El debate que se ha iniciado sobre la Reforma Constitucional que presentó el Presidente Chávez a la Asamblea Nacional para su aprobación, sólo tendrá efectos ilustrativos para los venezolanos que puedan leer los análisis de especialistas en Derecho Constitucional y otros aspectos políticos, económicos y sociales de la Carta Magna vigente, que el Jefe del Estado ha decidido cambiar para consolidar su poder personal político y militar.
Y no es que el debate no sea importante, que lo es y mucho, sino que la Reforma propuesta es concebida por el Presidente de la República como un instrumento imprescindible para avanzar hacia el “Socialismo del siglo XXI”, cuyo contenido puede resumirse en el “Cesarismo Democrático”, para lo cual cuenta con una Asamblea que atiende obsecuentemente a su mandato.
A través del debate sabremos cuáles son los artículos de la Constitución Nacional Bolivariana que se violan y sobre todo cuál es fin último del Comandante en Jefe para permanecer en el poder por el tiempo que considere conveniente, para imponerles a los venezolanos, para ejemplo de América y del mundo, un régimen en el que el Presidente concentra todos los Poderes Públicos y los ejerce verticalmente, pero con un barniz legal y hasta constitucional. Y como si estuviéramos en guerra contra una potencia mundial, recibe un mandato del pueblo mediante un Referendo Aprobatorio organizado y controlado por el CNE, otro de los Poderes que obedece a sus decisiones.
El Presidente de la República ejercerá la dictadura por mandato del “soberano”si el país democrático no es capaz de oponerle una alternativa pacífica, electoral y de reconciliación nacional, en la que participen chavistas y no chavistas que creen en los principios fundamentales de la Constitución vigente, de alternabilidad, participación y protagonismo de la mayoría de los venezolanos. Y aunque el Gobernador Ramón Martínez ha iniciado una consulta popular y democrática a sus electores del Estado Sucre, que puede señalar un camino, la convocatoria a una Asamblea Constituyente debe ser considerada como la alternativa soberana que puede frenar el rumbo autocrático, al estilo de Juan Vicente Gómez, del Comandante Chávez. Este debate puede ser más fructífero a los intereses de la mayoría de los venezolanos.

DE LA CAN A MERCOSUR

Juan Páez Ávila

La salida de la Comunidad Andina ordenada por el Presidente Chávez, sin consultar la opinión de expertos en la materia ni con sectores interesados en el comercio entre los países integrantes de ese acuerdo regional, obedece a los mismos intereses de su proyecto político que lo indujeron a ingresar al MERCOSUR, y que lo conducirá inexorablemente al fracaso.
El comercio con Colombia de unos 3.000 millones de dólares anuales y con los países de la CAN en general de unos 4.000 millones, sólo puede ser expuesto a graves contingencias negativas por una política disparatada, que apoyada por una mil millonaria chequera de petrodólares, ha provocado en el Presidente de la República un delirio de grandeza, de liderazgo, incompatible con el modesto tamaño de nuestra economía. Abandonar nuestro segundo mercado, después del norteamericano al cual le sigue vendiendo 1 millón y medio de barriles de petróleo diarios, para ingresar al MERCOSUR dominado por las dos más grandes economías capitalistas del subcontinente, es un claro indicador de que el Presidente Chávez conduce el país a una mayor dependencia del petróleo.
Apelar a las glorias de Simón Bolívar y de otros jefes libertadores, dos siglos después de producida la gesta de la independencia, cuando el progreso de las naciones depende del dominio que tengan sus hombres y mujeres del avance de la ciencia y la tecnología de punta, es otra demostración no sólo del desfase histórico del proyecto chavista, sino también de su incapacidad para competir con economías apoyadas en el imperio del conocimiento.
Y aunque los excedentes producidos por los altos precios del petróleo le permiten al Presidente ayudar e impresionar con sus bondades financieras a países en la ruina económica, como Cuba y Bolivia, no han sido ni serán suficientes para provocar solidaridades de naciones como Brasil y Argentina cuyas economías los inclinan a ser líderes en la conducción de la política suramericana. Con el agravante de que cualquiera de ellos, sobre todo Brasil, puede sustituir a Estados Unidos como fuente de nuestras importaciones, pero no para nuestras exportaciones de petróleo.